viernes, 29 de diciembre de 2023

¡¡¡Buenos días!!! ¿Cómo responder ante un suicidio?

     “Sin cultura, corremos el peligro de tomarnos a la gente cultivada en serio”. (G. K. Chesterton)

¡¡¡Buenos días!!!

Estamos tan acostumbrados a leer noticias de muertes, ya sea en guerras, en accidentes, enfermedades, abortos, eutanasia… que se nos pasan noticias como esta: https://valenciaplaza.com/suicidios-provocan-muerte-cada-2-5-horas-espana-pero-siguen-sin-plan-prevencion

En España el año pasado se registraron 4.097 muertes por suicidio, en 2,3 más que en 2021, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) recogidos en el informe Defunciones según la Causa de Muerte. Una cifra que no parece tener un tope y que resulta alarmante, sobre todo entre los jóvenes, dónde es la primera causa de muerte.

La cuestión del suicidio es complicada, tenemos muchas dudas, al menos yo las tengo sobre todo delante del suicidio de una persona conocida. Tengo claro que es una enfermedad, sin embargo, continuamente tengo que fortalecer esta conclusión. Veamos: si yo me autoinflijo la muerte, resulta una muerte voluntaria de una manera que una muerte por enfermedad física o accidente no lo es. Pero en la mayoría de los suicidios, esto no es así. La muerte por suicidio es igual a como lo hace una persona en una enfermedad terminal o en un accidente, no por su propia elección. Cuando las personas mueren por ataque cerebrales, cardiacos y accidentes, mueren contra su voluntad. Lo mismo sucede en el suicidio, excepto que, en el suicidio, el ataque es emocional más bien que físico.

Esto no es una analogía. Hay diferentes clases de ataques cardíacos, cánceres, derrumbes del sistema inmunitario y accidentes mortales. Pero, todos ellos tienen el mismo efecto; todos ellos quitan la vida contra nuestra voluntad. Quien muere por suicidio no necesariamente quiere morir. Sólo quiere poner fin a un dolor que ya no se puede soportar, semejante a alguien que se tira al vacío con una muerte segura en un edificio en llamas porque sus ropas están ardiendo.

Otra cosa que me llama la atención delante de un suicidio es lo que pueden llegar a sufrir los familiares y amigos de la persona que se suicida. Pienso que no nos deberíamos de angustiar con las dudas que nos puedan surgir: ¿Qué podría haber hecho? ¿Dónde dejé plantada a esta persona? ¿Si solo hubiera estado allí? ¿Qué si…? Puede ser normal estar obsesionado con este tipo de pensamiento: ¿si únicamente hubiera estado allí en el momento preciso? Mi opinión es que esto no habría cambiado las cosas. La verdad es que en la mayoría de las veces no estábamos allí por la sencilla razón de que la persona que cayó víctima de esta enfermedad no quería que estuviéramos en su presencia. Ella escogió el momento, el lugar y los medios exactamente para que no estuviéramos allí. Tal vez sea mejor decir que el suicidio es una enfermedad que elige a su víctima precisamente de forma que se excluya a otros y su atención. Esto no es una excusa para la insensibilidad, especialmente hacia aquellos que sufren de depresión peligrosa, pero debería ser un alivio contra la falsa culpa y la duda infructuosa.

Somos seres humanos, no Dios. La gente muere de enfermedad y accidentes todo el tiempo, y a veces todo el amor y atención del mundo no pueden impedir la muerte de un ser querido. El amor, a pesar de todo su poder, es a veces impotente ante una enfermedad terminal.

¿Cómo responder ante un suicidio? Una buena respuesta humana y también cristiana no debería ser el horror, ni el miedo por la salvación eterna de la víctima, ni la duda culpable sobre cómo abandonamos a esa persona, ni tener un tono taciturno y acallado cuando hablemos de ellas. El suicidio es indudablemente una manera horrible de morir, pero debemos entenderlo, al menos en la mayoría de los casos, como una debilidad, un mal, una enfermedad, un derrumbe en el sistema emocional. Lo importante, sobre todo para los cristianos es que debemos confiar en Dios, en su la bondad, en su comprensión, en su poder para descender a los infiernos y enmendar todas las cosas, incluso la muerte por suicidio.  

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