“Hablar de la igualdad de los hombres es una doctrina que es, en sí misma, una distinción: distinguir el alma humana a pesar de sus muchos disfraces, como quien reconoce un rey bajo unos andrajos. Pero muchos hombres asumen que todos los hombres son hermanos bajo el principio de que todos los gatos son pardos en la oscuridad y que por eso no hay distinción entre un gato atigrado y un tigre”. (G. K. Chesterton)
¡¡¡Buenos días!!!
Hace unos días hice un comentario para una
foto de un almuerzo en el que no había ni vino ni cerveza, quería expresar la
falta que puede hacernos un vaso de vino o de cerveza en determinados momentos
de nuestras vidas, para hacer surgir las bromas y el humor.
La cerveza y el vino no son algo que necesite nuestro cuerpo para alimentarse y mantenerse vivo, no forma parte de una dieta esencial para la vida. Son un extra, que nos da algo que es especial para la salud de uno. Tomados con tranquilidad y moderación, nos pueden ayudar a levantar el ánimo, nos pueden aliviar el corazón y caldear una conversación. Son como un aceite que puede ayudar a engrasar una conversación, una comida o una cena social para que discurran más agradablemente.
Nos olvidamos muchas veces de las bromas y del humor en nuestra vida y sobre todo en nuestras relaciones. Una broma, como el vino, si se toma con el temple apropiado y moderación, puede también levantar el ánimo, aliviar el corazón, avivar una conversación y rebajar las tensiones en una reunión.
Por norma general, cuando nos paramos a
pensar en el amor, pensamos en muchos de sus aspectos, pero nos olvidamos de un
componente como la broma y el carácter juguetón. Identificamos normalmente el
amor con una obsesión emocional, una atracción sexual, con el cuidado, la
amistad y el altruismo. Pocas veces nos fijamos en el lugar y la importancia
que también tienen la broma, o el carácter juguetón, o la travesura sana, o el
humor, cuando son con frecuencia el aceite que en engrasa todos los demás
componentes.
Durante mi vida, me he relacionado con
diferentes grupos de personas, equipos de futbol, comparsas, corredores,
ciclistas, montañeros… todos con nuestras diferentes personalidades y
diferentes excentricidades. Esto puede ser una forma para que pueda existir en
algún momento algo de tensión, y, aun así, por lo general, funciona, es divertido
y existe un apoyo y compañerismo. ¿Qué es lo que le hace funcionar? ¿Por
qué no acabamos matándonos unos a otros? ¿Cómo es que lo pasamos (por lo
general) agradablemente juntos, a pesar de nuestras diferencias, inmadureces y
egos?
Está claro, que en todos esos casos
existe un punto en común que nos mantiene juntos y, lo más importante, existe
una actividad que ayuda a que todo vaya mejor. Pero, muy importante, hay bromas,
jovialidad, travesura sana y humor que, como el vino y la cerveza en un
almuerzo mesa, ayudan a suavizar las cosas y mitigar la tensión inherente a
nuestras diferencias. Un grupo que no se mantiene alegre a base de bromas,
jovialidad y travesuras sanas vendrá a ser en definitiva todo lo que no sea
alegre, esto es, pesado, monótono, lleno de tensión y pomposo. En todos los
grupos sanos en los que he estado, una de las cosas que los hizo sanos fue la
broma, la jovialidad, la burla cariñosa y el humor. Estos son los
generosos vinos que pueden alegrar la mesa de cualquier familia y cualquier grupo.
Desde luego, que al beber
cerveza o vino nos podemos extralimitar y utilizarlos para huir de conversaciones
más espinosas, que necesitan hacerse. Al igual, la broma puede mantenernos
fuera de la realidad. El humor, la broma al utilizarlos es necesario saber
cuándo decir ¡basta! y cuándo pasar a una conversación seria. El riesgo de
extralimitar la broma es real, aunque tal vez un riesgo mayor estriba en tratar
de mantener una relación en su ausencia.
La broma, la jovialidad, la travesura
cariñosa y el humor no sólo nos van a ayudar a relacionarnos por encima de
todas nuestras diferencias; también nos ayudan a deshinchar la pomposidad que
es la compañera de la exagerada seriedad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario