“No podía vivir de sueños como no podía alimentarse de un libro de cocina”. (G. K. Chesterton)
¡¡¡Buenos días!!!
Estamos ya en Navidad, son días en los
que nos esforzamos por ser mejores personas, por ser buenas personas y, a veces
no es nada sencillo. Realmente, ser buena persona es difícil. Es encontrarse en
medio de una lucha entre el amor a las personas y la honestidad.
No nos equivoquemos, estar cediendo
siempre ante los demás no es ser buena persona. Pues, también, debemos defender
nuestra Verdad y Dignidad y, por supuesto la de los demás. Ser buena persona no
quiere decir que se deba sufrir en silencio, callarse ante las injusticias… Un
hombre bueno es aquel que, sencillamente, intenta vencer el mal haciendo el
bien.
Una vez que hemos llegado a este punto,
estaréis de acuerdo conmigo, en que hay que reflexionar un poco sobre la
sinceridad y la honestidad.
Si alguien pone su confianza en
nosotros, debemos de cuidad siempre en no defraudar ni perder esa confianza. Y,
es que, perder esa confianza y defraudar es muy decepcionante. Por eso debemos
ser honestos, pero para ser honesto se necesita ser sincero, primero con uno mismo
y después con los que confían en nosotros.
A partir de aquí es ya un encadenado de actos que tenemos que realizar si queremos llegar a ser buenas personas. Y es que, para ser honesto, no tenemos más remedio que reconocer cuales son nuestras limitaciones y aceptar nuestros errores. Por supuesto tenemos que saber que tal vez la mayor de las deshonestidades es la mentira. Una mentira pone en entredicho todas nuestras verdades. Mentir va a conducirnos con el tiempo a que se descubran todas nuestras falsedades.
Para lograr la confianza de una persona,
es necesario ser honesto, porque no olvidemos que después de la primera mentira
toda verdad se convierte en duda. Y cuando se miente con frecuencia se llega a
creer que la mentira es la verdad.
Me atrevería a decir que ser honesto es
actuar de la misma forma cuando estás en medio de mucha gente que cuando estás
solo. Es tener la conciencia en paz.
Por lo tanto, la honestidad no la vamos
a encontrar solamente en las palabras y discursos, sino en las actitudes. Y, es
que ser honesto es ser sabio.
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