miércoles, 6 de diciembre de 2023

¡¡¡Buenos días!!! ¡Hoy es fiesta!

 Es malo exagerar la exageración, es peor ocultar el ocultamiento” (G. K. Chesterton)

¡¡¡Buenos días!!!  

En estos días tenemos a nuestro alrededor muchos debates abiertos, polémicas de las que se habla mucho y en las que son pocos los que escuchan, donde muy poca gente piensa en la vida de las personas que pueden estar involucradas ni en el impacto que pueden tener algunas decisiones en nuestro futuro como sociedad.

Son discusiones muchas veces ruidosas y que esconden polémicas ideológicas que se basan en estrategias de marketing electoral, y que me dan a entender que existe un problema al que como sociedad civilizada hay que enfrentarse lo más rápidamente posible, y que no es otro que la defensa de la dignidad humana. Defensa que parece que nadie se atreve a asumir.

Según lo veo yo, es un problema que se vuelve cada vez más grande, que no para de crecer más y más. Se cuestiona continua y sigilosamente el concepto de persona, además de olvidar nuestra obligación como personas de proteger la vida humana.

No se están buscando soluciones a los excesos de libertad, no se esta marcando la delgada línea que separa el bien del mal, nadie se pone de acuerdo sobre quién va a proteger a los más indefensos o sobre quién va a hacerse responsable de las consecuencias de olvidarse de ellos. Da la impresión de que la descalificación y la búsqueda del voto esconden cualquier tipo de razonamiento sobre algo tan importante como es nuestra propia naturaleza. Y sobre todo, me surge una pregunta, ¿qué estamos haciendo ahora para defender la vida humana?

Por muchos debates y polémicas que tengamos todos los días, no nos deben de hacer olvidar que al final somos personas con cuerpo y alma, y que nuestra vida no se debe apoyar sólo sobre los pilares de la libertad y la búsqueda del placer, por muy necesarios e importantes que puedan ser. Sin darnos cuenta nos olvidamos de que nuestra forma de ver a la persona va a determinar el futuro de la sociedad en las próximas décadas, y que si olvidamos conceptos tan importantes como la dignidad de la vida humana, la trascendencia y como no el amor vamos a correr el peligro de ser simples objetos de consumo, en simples animales o en máquinas.

A partir de aquí, cada uno de nosotros ya puede pensar a su manera, que camino deberíamos de seguir, porque el futuro que se nos presenta puede que sea tan peligroso como extraño.

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