¡¡¡Buenos días!!!
¿Qué
ocurre el Viernes Santo?
Estoy
seguro de que la gran mayoría de nosotros lo sabemos, conmemoramos la Pasión del
Señor, la crucifixión y muerte de Cristo. Eso significa que Adoramos la Cruz,
uno de los signos más característicos de la Semana Santa.
Además,
se da respuesta a una de las preguntas que solo el cristianismo responde: ¿Por
qué sufrimos? Una pregunta que estoy seguro nos hemos hecho todos, creyentes y
ateos. La respuesta a ese dilema se hace a través del misterio del Viernes
Santo, del misterio de Jesús en la cruz.
No
hay cosa más triste que sufrir sin sentido. Ahora bien, si comprendemos ese
misterio, todo tiene una nueva visión. No es dolor por dolor, porque eso es
masoquismo, sino aprendizaje. Y tampoco se trata de un sufrimiento sordo, sin
ningún tipo de ayuda o consuelo, porque siempre nos vamos a sentir acompañados.
Insisto, no es sufrir sin remedio. Cuando hay dolor, hay que buscar los medios
apropiados para superarlo. Por ejemplo, llamando al médico si se trata de una
cuestión orgánica; sin embargo, lo que sucede, en ese lapso en el que el
tratamiento aún no hace efecto, toca aprender a confiar en Dios. Es a ese tipo
de dolor al que el viernes santo se refiere, al inevitable, al necesario para
crecer.
Y
es que el dolor enseña, fortalece, cuestiona, reestructura, confronta. Situaciones
que son del todo necesarias para aprender a vivir. No se trata de buscarlo,
sino de saber aprovecharlo cuando llega y nos supera. Si de todos modos hay que
vivirlo, al menos que nos deje algo y ese algo explica su existencia temporal,
porque Dios le ha puesto fecha de caducidad. No será para siempre, sino hasta
que lleguemos al para siempre.
Mi
respuesta como católico ante la pregunta del dolor es porque Jesús lo hizo suyo
en la cruz, porque lo sufrió y eso me parece real. Sobre todo, ante ese grito
que dirige Jesús al Padre en la cruz: “Dios mío, Dios mío, por qué me has
abandonado” (Mt 27, 46). Partimos de lo que lo es y no de cosas imaginarias o
evasivas. Ante los problemas, vemos a Cristo en la cruz, y, desde esta lógica,
la pasión, muerte y resurrección de Jesús, triduo pascual, se transforma en la
respuesta a la pregunta que siempre nos hemos hecho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario