¡¡¡Buenos días!!!
Os acordáis de lo que os decía anteayer del mapa
para manejarnos mejor por la vida, de que el hecho de aprender y pensar, por
ejemplo, acerca de las doctrinas cristianas sobre nuestra vida es menos real y
excitante que la experiencia de nuestra vida en cada momento, sin embargo, esas
doctrinas son como el mapa que nos puede guiar. Ese mapa que está basado en la
experiencia de cientos de personas que realmente estuvieron en contacto con
Dios..., experiencias que comparadas con nuestra visión o sentimiento piadoso
que podamos tener hacen que las nuestras sean muy elementales y sobre todo
confusas.
También decía anteayer que, si queremos llegar más
lejos, tendremos que utilizar el mapa. Nuestra sola experiencia será
ciertamente más emocionante, pero de ella no saldrá nada. No nos llevará a
ninguna parte.
De hecho, esa es justamente la causa, pensadlo un poco
y veréis, la razón por la que una religión vaga, como el hecho de sentir a Dios
en la naturaleza… etc. resulte tan atractiva. Pues son todo emociones y ningún
trabajo, es como mirar las olas desde la playa. Pero no llegaremos nunca a
Mallorca disfrutando de ese modo del Mediterráneo, y no conseguiremos la vida
eterna simplemente sintiendo la presencia de Dios en las flores o en la música.
Hay que añadir que tampoco llegaremos a ningún
lugar estudiando el mapa sin echarnos al mar. Y tampoco esteremos muy seguros
echándonos al mar sin un mapa.
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