¡¡¡Buenos días!!!
“Dicen
que los viajes ensanchan las ideas, pero para esto hay que tener ideas” (G. K.
Chesterton).
Vamos
a hacer el esfuerzo, pequeño sin duda, de trasladarnos mentalmente al lunes 27
de marzo de este 2023, cuando empezamos una pequeña “escapada” de tres días con
la bicicleta, para saber cómo tenemos el material de viaje, y hacer algunas
pruebas. En realidad, y pensándolo bien, veo que se trata de intentar hacer un
pronóstico sobre cómo puede desarrollarse el viaje de este verano.
Cuando
hago esta clase de pruebas procuro al final tener un pronóstico, intento hacer
un análisis más o menos serio sobre como funcionara este viaje, y sobre todo
como voy a aplicar esas conclusiones en el próximo viaje.
Es
claro que todos esos análisis no pueden abarcar todas las posibles variantes
que pueden suceder. Por ejemplo, algunas pruebas con las nuevas cubiertas me
pueden mostrar cómo pueden funcionar en terrenos arenosos, pero no llegaré a
saberlo con seguridad hasta que llegue el día en que no tenga más remedio que
recórrelos a plena carga.
Estamos
en una época donde la así llamada “inteligencia artificial” nos va a poder dar
un pronóstico acertado de todo, incluso también de cómo nos va a responder todo
el material. Algunas personas se atreven a afirmar que pronto las máquinas
informatizadas van a resolvernos todo lo que ahora solucionamos con nuestra
experiencia y práctica.
Sin
embargo, estoy seguro, de que, en esto de los viajes en bicicleta, hay tantas
variables imprevisibles, y no pocos accidentes, que me llevan a poner en duda
los posibles pronósticos que me puedan decir cómo me va a resultar mi viaje al
ser analizado por los algoritmos digitales.
Lo
cierto es que ningún pronóstico sobre el futuro va a conseguir descifrar todo
lo que hay en el misterioso corazón humano, por más que haya computadoras que
nos sorprendan al señalar cuáles serían nuestras elecciones inmediatas.
Porque
nuestro corazón tiene una complejidad tan grande que no podrá ser eliminada ni
por los mejores programas informáticos, ni por los libros más completos de
analistas bien informados sobre muchos aspectos del mundo moderno.
Por
eso, los pronósticos sobre el futuro pueden perfilar eventos que ocurrirán a
corto o a largo plazo, pero sin ninguna certeza absoluta. Porque basta, por
ejemplo, con la locura de un jefe de Estado de una potencia nuclear, para que
salten por los aires no solo los pronósticos más completos, sino incluso los
planes más sencillos de miles de millones de personas respecto de lo que comerían
el día de mañana.
Que
ahora acabe de constatar la indeterminación humana no implica que se deba
renunciar a buenos análisis sobre el presente y sobre lo que podría ser el
futuro, en vistas a tomar medidas para alejar males y promover bienes.
En
fin, es lo que voy a intentar realizar estos días.
Por
cierto, han sido solo 38 kilómetros hasta la Sierra de Bernia, eso sí, con un
desnivel positivo de 836 metros, por lo que la media ha sido tan solo de 10’28
km/h.
No
ha estado mal para ir cargados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario