¡¡¡Buenos días!!!
Decía anteayer que hay algo más que consejos en el
cristianismo. Dice, por ejemplo, que Cristo es el Hijo de Dios, sea lo que sea
que eso quiera decir. Dice que los que le siguen también pueden convertirse en
hijos de Dios, sea lo que sea que eso signifique. Dice que Su muerte nos salvó
de nuestros pecados, sea lo que sea lo que eso signifique.
Son afirmaciones difíciles de entender y que nos
quejemos no nos servirá de nada. Parece que nos están diciendo que son de otro
mundo, de algo que existe detrás de este mundo en el que nosotros podemos, ver,
oír y sentir. Sin duda, podemos decir que esta pretensión no es verdadera, pero
si fuera verdad, lo que sin duda nos estaría diciendo es que por fuerza sería
muy difícil de entender, al menos tan difícil como la física molecular, y por
la misma razón.
Ahora bien: lo que me impresiona más ninguna otra
cosa es la afirmación de que, si me uno a Cristo, puedo convertirme en “Hijo de
Dios”. Y, yo me pregunto: ¿no soy ya Hijo de Dios? Pues la paternidad de Dios
es una de las ideas principales. Entonces, en un sentido, ya soy hijo de Dios,
pues es como un Padre. Pero, parece ser que cuando me dicen de “convertirme” en
Hijo de Dios, es claro que debe de querer decir algo diferente. Y eso me va a
llevar, mañana, sin duda, a un punto muy importante.
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