martes, 4 de abril de 2023

¡¡¡Buenos días!!! Con la “gestación subrogada” no hemos topado hoy.

 ¡¡¡Buenos días!!! 

Una parte de lo que me atrevo a llamar “escuela liberal clásica” me viene a decir que: “Cada uno puede hacer con su cuerpo lo que le dé la gana”. O sea, soy libre y si quiero vender mi cuerpo, puedo hacerlo. Mi cuerpo me pertenece y puedo venderlo a cambio de dinero, puedo alquilarlo para concebir un hijo para otra mujer o para otro hombre.

Y siguiendo la misma línea puedo defender la pornografía. O la eutanasia y, por qué no, el suicidio o el tráfico de órganos. ¿Qué tiene de malo el dinero?

Podemos ver que hoy en día todo se puede conseguir con dinero. Sin embargo, no podemos comprar la verdad ni el bien. No puedo comprar un segundo más que añadir a los días de mi vida.

Pero el dinero no puede comprar la verdad ni el bien. El dinero no puede comprar la salvación de tu alma ni puede comprar un segundo más que añadir a los días de tu vida.

No voy a juzgar ahora ni a condenar a ninguna persona que haya recurrido a la llamada “gestación subrogada” para tener un hijo. No es mi tarea ni creo estar preparado para ello.

A mí me toca recordar algunas cosas que muchas veces olvidamos al pensar en este tema. Es un grave error utilizar el cuerpo de una mujer para gestar un niño a cambio de dinero. Eso parece claro que es una forma de prostituir a la mujer. Tengo que insistir que el cuerpo de una persona es sagrado y no es lícito comerciar con él. Por ejemplo, con la prostitución, es una gran falta moral ejercerla y mucho más grave aún “consumirla”. No se es nada respetuoso con la dignidad de la persona pagar a cambio de mantener relaciones sexuales con una mujer. La mujer puede tener el atenuante de la necesidad económica pero el putero no tiene justificación alguna.

El cuerpo de una mujer – lo repito – es sagrado. Mancillar el cuerpo de una mujer es asqueroso y repugnante. Una mujer no se debe comprar ni vender. Maldito es el dinero si sirve para comprar el vientre de una mujer. O el que paga sus “servicios”.

Nadie tiene derecho a ser padre o madre. Eso es un don que se nos da, no un capricho de millonarios.

¿Qué tiene de malo el dinero? ¿Qué tiene de malo pagar a una mujer para que durante nueve meses lleve en su vientre a un niño que luego será el hijo de otro o de otra? Pues tiene de malo que una mujer no es un medio para un fin. Un ser humano no es para ser una cosa que se compra y se vende. El fin no justifica los medios: un fin supuestamente bueno (tener un hijo) no justifica alquilar un vientre. No vale todo. La dignidad de la mujer no se compra ni se vende. Es inmoral usar el cuerpo de una mujer a cambio de dinero.

El dinero como fin en sí mismo lo ensucia todo, lo corrompe todo. ¿Es malo el dinero? Claro que no. Todos necesitamos el dinero para poder vivir con dignidad y sacar adelante a nuestras familias. Pero todo debe subordinarse a conseguir el bien común. No se puede ni se debe pecar para enriquecerse: por dinero, no se vende el cuerpo de nadie ni se alquila; no se debe mentir ni engañar por dinero; no se debe traicionar a Dios por dinero. Ni se debe utilizar a Dios para ganar dinero. Ni se debe explotar a los trabajadores por dinero. Ni las personas son medios para ganar dinero. Ni los periodistas deberían vender la verdad, su dignidad y su integridad para convertirse en portavoces de los intereses de los políticos.

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