jueves, 6 de abril de 2023

¡¡¡Feliz jueves Santo!!!

 ¡¡¡Buenos días!!! 

Voy a continuar escribiendo sobre la libertad, sé que para muchos es casi una obviedad y que no es necesario definirla pues la reconocemos, tenemos experiencia de haberla utilizado. Sin embargo, para que pueda existir realmente hace falta que se mueva por la vida de las personas, que constituya la base de sus relaciones, que se valore como uno de los más preciosos dones que tenemos.

Hacen falta personas que la conozcan, que la hayan disfrutado. Tenemos a nuestros legisladores y a los que se encargan de hacer respetar las leyes, y tienen sin duda una gran responsabilidad. Tienen la tarea de escuchar y ver la realidad, de asegurar que haya espacio para todos, de respetar las diferencias, de favorecer una respuesta plural a las necesidades, de permitir que todos tengan derecho a la vida, a la educación y al trabajo. Muy bien, ¿Pero hay algo que nosotros, que no somos políticos ni legisladores ni fuerzas del orden, podamos hacer para que la libertad se afirme y siga viva?

Algo podemos hacer, debemos utilizarla y convertirnos en simples testigos de ella. Hay una frase de Luigi Giussani que me viene bien ahora: “la palabra que define la grandeza humana ante la realidad entera es la palabra libertad”. Para entenderla bien hay que entender la libertad como el deseo de ir en busca de una felicidad, de una satisfacción que sea completa y que se pueda disfrutar. Es esa satisfacción lo que no debemos dejar de buscar, nadie deberá separarnos de ese deseo.

Hay hombres y mujeres que sí que saben qué es la libertad. Lo podemos ver en los ucranianos que salen a la calle para defenderla, como las mujeres de Irán que se oponen a la represión y la injusticia, pero no nos debemos de olvidar de los enfermos que nos muestran con su alegría que se puede ser libre hasta en una silla de ruedas. Son esas personas que en la sencillez de su vida cotidiana saben mirarte con la libertad de quien no pretende nada, pero te quiere, y si puede te acompaña en tu necesidad. Esa es la libertad que acontece como experiencia y que vale la pena seguir. Estas experiencias custodian el bien de la libertad para que no se pierda su sabor y se pueda construir a partir de ella.

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