lunes, 14 de septiembre de 2020

Martes 8 de septiembre de 2020

 “Dicen que los viajes ensanchan las ideas, pero para esto hay que tener ideas” (G. K. Chesterton)

Martes 8 de septiembre de 2020, este fue el día que llegamos a nuestro primer objetivo, Guadalupe, y lo hicimos en un autentico paseo de 44 kilómetros, carreteras solitarias y acogedoras que nos permitieron llegar no solo descansados sino a muy buena hora para poder hacer una primera visita a esta, de verdad, hermosa ciudad. 

Como toda bella ciudad que se precie esta arriba en una colina, y el camping abajo, tres kilómetros de subida que se hacen muy cómodos no solo por la suave pendiente y la abundante sombra sino también por las vistas sobre el conjunto del Monasterio de Guadalupe. 

No debe ser casualidad que las Vírgenes Negras estén en alguna colina, me viene a la mente el Santuario de la Mare de Déu del Castell de Cullera y la de Monserrat, no se si será a así con todas.

Me imagino que algo tendrá que ver el Evangelio según san Mateo 7, 21-29. Y de la importancia que tiene para los católicos edificar la vida sobre roca, y las cimas de las montañas suelen ser de piedra. 

Si tenemos en cuenta que la vida es una y se vive una sola vez, es interesante no dejar pasar el tiempo en vano edificando un edificio como es nuestra vida o cualquier otra cosa de suma importancia para que luego se tenga que desplomar por haber sido edificado sobre inconsistente arena movediza. 

La vida es algo que nos ha sido dado. Ninguno de nosotros la hemos pedido. Un buen día nos encontramos en la tierra, en medio de una familia, en un país, en una época concreta y con una situación histórica determinada. Ninguno hemos escogido las circunstancias de nuestro nacimiento, como tampoco lo hemos hecho con el color del cabello ni el de los ojos, ni el de la piel, ni nuestra inteligencia. La vida se nos da, es un regalo, como un don magnífico y misterioso.

Cuando nos damos cuenta de cuales son esos materiales que se nos han dado para edificar nuestra vida lo primero que tenemos que hacer es descubrir qué hacer con ellos. Es primordial descubrir qué sentido les tenemos que dar. 

Por lo tanto también interesante averiguar cual su fin, sino conocemos el fin, vamos a tener muchas dificultades para poder llegar a él. 

Es fácil, indudablemente, averiguar cuales son los fines inmediatos de nuestro día a día, no lo es tanto encontrar el fin último de nuestra existencia. 

Todos sabemos lo que vamos a hacer dentro de unas horas. Pero, si en lugar de eso nos preguntamos: ¿Por qué vivimos?, quizás muchos de nosotros no tendríamos una respuesta en la mano. Seguramente contestemos la familia, el trabajo, ganar dinero, ser feliz, otros en cambio me miraran extrañados ante esa pregunta y seguirán su camino mirándome como una persona rara. 

Lo cierto es que muchas personas llegarán al fin de su existencia sin haber realizado esa primera y yo diría que fundamental tarea que es descubrir el sentido de la misma.  

¿No parece ilógico vivir sin saber por qué? ¿Luchar, afanarse, levantarse día tras día para volverse a acostar sin haber descubierto cuál es el fin de todo este trabajo, sin saber siquiera si todos esos esfuerzos valen la pena? 

No va a ser un tiempo perdido el que utilicemos para reflexionar sobre el sentido de la vida, porque si la vida no lo tuviera, si fuera sólo una casualidad, un error de la evolución, entonces serían inútiles todos nuestros esfuerzos de edificación y construcción. 

Entonces, no importaría que los problemas y las dificultades se abatieran contra nosotros y nos tumbaran. 

Pero si la vida tiene un sentido, si tiene una dirección, si tiene una razón de ser, una inteligibilidad, entonces es propio del hombre sensato y prudente dedicarse a descubrirlo, pues la respuesta a este porqué va a determinar el cómo y el para qué. 

No hay comentarios: