sábado, 26 de septiembre de 2020

Día 25: 21 de septiembre de 2020.

 Dicen que los viajes ensanchan las ideas, pero para esto hay que tener ideas” (G. K. Chesterton) 

Con hoy llevamos 25 días dándole a los pedales, y en este día me enfrento con el problema de que, en la avería de ayer, tuve que dejar una combinación fija para continuar, en concreto deja el plato 24 y el piñón 26.

Nos encontramos en el día 21 de septiembre de 2020 y la idea es llegar a Sarria para que la reparen y esa combinación pienso que, me va a permitir subir con algo de sufrimiento a O Cebrerio y al alto del Poio, después en la bajada y en el llano, aunque no me permite ir muy rápido al menos avanzo.

Resultado, subía bastante bien, que al final era lo duro e importante para no tener que empujar, pero no podía darle velocidad a la bicicleta. Pero llegué y me arreglaron la bici.

Resumiendo, 55 kilómetros que salvo por la preocupación de si me repararan la bicicleta esa misma tarde fue una jornada perfecta, pero, y es que siempre hay un “pero”, volví a pasar frio en la bajada hasta que decidí sacar la ropa de invierno, me resistí porqué pensaba que el otoño no se presentaría tan de repente.

Sabia que era fácil que pasara frío pues ya lo pase en la bajada de la Cruz de Hierro, pero por comodidad decidí dejar en el fondo de las alforjas la ropa de invierno.

 A pesar de mis mejores intenciones y esfuerzos, es inevitable, en algún momento cometo errores, como no salir con la ropa adecuada y tener que parar para cambiarme.

Los errores pueden ser a veces difíciles de asimilar, por lo que a veces rehusamos a admitirlos en vez de asimilarlos.

Estoy tan convencido de que lo tengo todo tan bien estudiado que cuando cometo este tipo de errores siento una disonancia: “no es posible que esto me suceda a mí”, y ante esto lo primero que hago es negar el error y pensar que esta meteorología nadie la puede predecir.

Esa disonancia consiste en que sabiendo que lo tengo todo muy estudiado y, estando convencido de que esto es verdad, se ve confrontado por el hecho de que lo que hice no fue lo mejor y me equivoqué al elegir la ropa. Así que tendré que cambiar el concepto que tengo de mí y aceptar el hecho de que me equivoque y comité el error.



Resulta más fácil decirlo que hacerlo, pero ¿cómo puedo cambiar mi forma de ser y aprender a aceptar mis errores? Supongo que lo más importante será darme cuenta lo antes posible de cuando va a suceder, ya que la mente hará todo lo posible para preservar su identidad y no reconocer el error. Por lo general cuando sentimos confusión, nerviosismo, vergüenza o culpabilidad ante un hecho puede estar sucediéndonos, aunque estos sentimientos no siempre implican que uno está equivocado, pueden utilizarse como recordatorios para analizar una situación desde un punto de vista lo más imparcial posible, y cuestionarnos de forma objetiva si me he equivocado o no.

Se me olvidaba, en nuestras justificaciones y razonamientos también puede estar el síntoma de esa disonancia, si son raras y muy forzadas podemos estar negándonos a aceptar ese error.

En fin, uno tiene que estar siempre aprendiendo y por lo tanto rectificando.

No hay comentarios: