jueves, 24 de septiembre de 2020

18 de septiembre de 2020

“Dicen que los viajes ensanchan las ideas, pero para esto hay que tener ideas” (G. K. Chesterton)

El día que hace veinte y dos desde que salí que Pego es en el que adquirí la credencial de Peregrino en la Catedral de Astorga. 

El viernes 18 de septiembre de 2020 me desplace desde San Justo de la Vega hasta Rabanal del Camino y, aproveche para recoger la credencial.

Fueron pocos kilómetros, 29, pero la visita a Astorga y la recogida de la credencial robaron mucho tiempo a la bicicleta. 

De todas formas, hay que decir que fueron todos en subida, aunque lo que subí ya lo tenia adelantado para subida a la Cruz de Hierro de la mañana siguiente,   me quede casi a la mitad. 

A veces no completar las cosas y dejar parte para mañana no es tan malo como se dice. 

En realidad, tenia que detenerme antes de media tarde para evitar las tormentas y el Rabanal era un lugar perfecto, no solo para empezar más arriba la subida a la Cruz de Hierro sino para recordar mi paso por el albergue Virgen del Pilar de hace creo que 18 años.

Recordar es revivir; al rememorar aquel viaje, se rehace todo lo que sentí y aprendí, y así puedo aprovecharlo en este, además de renovar todas aquellas experiencias que ya tenia olvidadas. 

Se pueden volver los ojos con ilusión a aquellos felices recuerdos ya casi desaparecidos, y precisamente por esa casi desaparición pueden resultar dolorosos. 

Porque se puede pensar que si los he olvidado es que no fue para tanto, de que aquella felicidad no fue real o tan fuerte como ahora recuerdo. 

Nos podemos desilusionar ante unos recuerdos, aunque sean buenos, pensar que hemos perdido aquella ilusión con la que hicimos el Camino en el 98, pero esto es una cosa bien distinta de lo que daba ilusión, de lo que suscitaba aquel peregrinaje.

Por debajo esa perdida, de ese olvido, la ilusión sobrevive. Lo que nos movió entonces es lo mismo que ahora nos da la fuerza y por tanto la ilusión para estar otra vez en el Rabanal.

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