“Dicen que los viajes ensanchan las ideas, pero para esto hay que tener ideas” (G. K. Chesterton).
Sábado 12 de septiembre de 2020, hemos salido desde Malpartida de Plasencia y hemos llegado después de 52 kilómetros y una visita a Plasencia a Hervas.
Hoy voy a destacar a la ciudad de Plasencia, no la conocía y creo era un error que deberé subsanar en otra visita.
Aunque la he recorrido en parte, no me he detenido a admirarla, pues no le había dado la importancia que sin duda merece.
No tenía demasiado tiempo, aunque vi lo suficiente para saber que hay que volver.
Llevo días sin dedicarle tiempo al covid-19, solo tomo las medidas necesarias tanto para no contagiarme como para no contagiar, pero esta tarde he estado repasando las noticias de la ultima semana y, tengo la impresión que la pandemia ha empeorado desde que salí de Pego.
Lamentablemente me cuesta ver la luz al final del túnel. Creo que es importante que tomemos conciencia de que nosotros podemos poner algo más que taparnos la cara con una mascarilla para que las cosas mejoren, pues nuestro comportamiento puede afectar y también ayudar a los demás.
Todos podemos hacer algo para que este mundo sea mejor y contribuir en la difusión de buenos valores tan necesarios para superar esta situación que estamos padeciendo.
Hay que procurar ver todo lo que esta pasando con objetividad y no desesperarse por los problemas. Lo que quiero decir es que se trata de no quedarse con el vaso medio vacío, ni tampoco medio lleno, aunque es preferible lo último. Más bien hay que ver lo que se encuentra dentro del vaso y tomar conciencia de ello. Valorar lo que se tiene es un buen comienzo para enfrentarnos a estos momentos.
No hay que esperar pasivamente o resignarse ante esta pandemia, hay que tener “grandeza de ánimo”, hay que actuar con magnanimidad. La magnanimidad no es soñar sino ser realista, pero con sentido positivo, altura de miras y creatividad.
No hay que quedarse en la queja, sino que hay que mirar cómo afrontar la situación. Podemos fomentar una cultura de cooperación. Nadie es independiente de los demás; de alguna manera todos somos interdependientes. La voluntad de cooperación es también contagiosa y, todo es empezar nosotros para que se propague.
En fin, y sobre todo, centrarnos en las prioridades de la vida. El sentido del ser humano.
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