sábado, 26 de septiembre de 2020

22 de septiembre de 2020.

 

Dicen que los viajes ensanchan las ideas, pero para esto hay que tener ideas” (G. K. Chesterton) 

Ya con la bicicleta en condiciones volvíamos a la normalidad el martes 22 de septiembre de 2020, y lo hacíamos desde Sarria hasta Melide con una distancia de 76 kilómetros ya que no seguí el Camino de Santiago, sino que me desvié por Camposo, San Xillao, Villamea y Guntin.

El camino recto siempre será el más corto, pero no tiene porque ser el más interesante, aunque hay que tener valor para saltarse Portomarín, pero me levante con ganas de conocer tierras extrañas.

Aunque no perdí nunca de vista a Santiago de Compostela, di un pequeño rodeo, al igual que nos sucede muchas veces en esta vida en la que es casi inevitable caminar con líneas torcidas, con vericuetos, con dos pasos adelante y uno atrás.

En la vida hay que aceptar a veces salidas de emergencia, aunque nos obliguen a dar un pequeño rodeo. Cuando realizamos un viaje de este tipo o realizamos el Camino de Santiago hay que procurar, al mismo tiempo, tener siempre pensadas tres o cuatro alternativas; así, si te falla una, aún tendrás otras para seguir. Es interesante distinguir siempre entre nuestros objetivos y las formas de realizarlos. Aquellos son intocables, éstas no. Si aparece o si alguien te pone obstáculos a tu ideal o a tu objetivo, pregúntale y pregúntate si se opone de veras a tu ideal o a la forma en que estás realizándolo.

No hay que tener ningún problema en cambiar de forma al buscarlo, siempre que sigas buscando el mismo objetivo o ideal. En esta vida hay que aprender a ser terco y tenaz, pero no hay que confundir la tenacidad con la cabeza dura. No hay porque ceder ni en nuestras ideas ni en nuestras convicciones, pero no tenemos que olvidar que una verdad puede decirse de mil maneras y que no siempre vale la pena sufrir por ciertos modos de expresión. Y cuando llegue una ola que es más fuerte que tú, agáchate, déjala pasar, espera. Y luego, sigue nadando.

Ya se que no es fácil, pero con los años uno se da cuenta que la vida es más ancha de lo que imaginamos. Y que cerrar la puerta a un hombre que esta decidido a seguir es tan inútil como ponerle puertas al campo.

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