Día 128, del viaje a la maratón de Valencia.
¡¡¡Muy buenos días!!!
La mayoría de nosotros pensamos que una de las cualidades que toda
persona debería de tener es la de ser responsable, se trata por lo tanto de una
de las características que nos permite poder vivir en sociedad.
Pero claro, ser responsable indica una persona que responde y por lo
tanto lo hace ante preguntas, sobre las cuales necesita pensar antes de
responder. Nuestra sociedad nos da todos los días respuestas muy fáciles a la
gran mayoría de cuestiones, y nos hace creer que con ellas podemos dar
respuesta a todas las interrogantes que se nos puedan presentar y que por lo
tanto no hace falta indagar más.
Una de las características de la sociedad moderna es que nos da unas
respuestas que nos permite controlar todo lo que nos rodea. Para esa persona
que cree tener el control de su vida, pues tiene una solución para cada uno de
sus problemas y puede controlarlos, piensa que la realidad está ahí, en todo lo
que controla. Sin embargo, un día se va a dar cuenta de que esa realidad, su
realidad, la que controla, es una realidad muy reducida, que no es toda la que
hay.
El problema que aparece para esta sociedad moderna cuando somos
nosotros los que pensamos en las respuestas, es que nos damos cuenta de lo reducida
que es nuestra vida y que hemos dejado fuera demasiadas cosas. Pensar implica
ver un mundo más amplio, muchas veces desconocido, cuyo enigma tiene un riesgo
y puede provocarnos algo de miedo.
Pensar, en este sentido, no se trataría tanto de algo intelectual sino
más bien en algo vital, algo necesario para vivir. Pues descubrir la verdad, la
belleza y el bien que nos rodea conlleva que nos situamos ante la realidad y
ante nuestra vida. Se trata pues de la respuesta o la solución que cada persona
logra dar a su vida, y dar al mundo con su vida.
Es pues, salirse de las
respuestas fáciles con las que se contenta el mundo actual: ganar dinero,
disfrutar, instalarse en la comodidad, y procurar no comprometerse ni profundizar
en las relaciones o en el conocimiento de la realidad, etc.
Existe como temor a sacar lo que tenemos dentro y enfrentarnos con lo
desconocido, tal vez por el peligro y el miedo a no tener todo controlado. Quizás
en este siglo XXI el exceso de racionalización, en vez de hacer un mundo
realista y encantador, ha hecho un mundo idealista y frenético con el solo
objetivo de alcanzar una zona cada vez más amplia de confort con la que uno se pueda
sentir seguro materialmente, se sienta el dueño.
Pero intentar individualizar la belleza de nuestra vida y de la
realidad en todo lo que podamos conseguir se ha convertido hoy en algo
prohibido y enfermizo. Esto hace que mucha gente termine amargada. Tarde o
temprano nos damos cuenta de que ante la inmensa realidad que descubrimos más que
seguridad material nos hace falta seguridad existencial, es decir: alguien en
quien confiar.
El problema de pensar es que te
das cuenta de lo pequeña que es nuestra realidad, de lo reducida que es esa zona
de confort que nos hemos construido y que tan bien controlamos, de los ejemplos
tan limitados con los que buscamos dominar la cada situación.
Recuerdo ahora la alegoría de la caverna de Platón, donde en una cueva
donde viven un grupo de hombres atados a unas cadenas, ven solo lo que otros les
proyectan en una pared, ven sombras. Y cuando uno que ha conseguido salir,
vuelve y se les acerca, les dice: “hay más”, ellos deciden hacerlo callar:
“aquí estamos muy cómodos, déjanos en paz”.
Una
vuelta a la realidad, una vuelta a la experiencia debe pasar primero por no
conformarnos con las respuestas fáciles, sino a encontrar respuestas que atrapen
la belleza de lo real y del verdadero sentido de la vida. Solo esto podrá
ayudarnos a cambiar un estilo de vida basado en el confort, por un estilo de
vida diligente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario