“El hombre ha de tener la suficiente fe en sí mismo para emprender aventuras, y dudar de sí mismo lo suficiente para disfrutarlas” (G. K. Chesterton)
Punta Umbria --- Vila Real Santo Antonio.
Distancia: 51,22
km.
Media: 13,44 km/h.
Altura: 286 m.
Hemos
abandonado España y nos ha recibido Portugal, y, la primera gran diferencia, el
precio del transbordador, el de Doñana con solo 5 minutos o sea dar la vuelta
al barco para que la compuerta cambiase de orilla, 8 euros, el que me ha
llevado desde Ayamonte a Vila Real Santo Antonio, 20 minutos de navegación solo
3,50 euros.
Cruzar le
Guadiana 3,50 Euros y el Guadalquivir 8 Euros, no entiendo la diferencia, más
del doble.
Ya se que sus
razones habrá para que exista tal diferencia, tal vez el ferry de España a
Portugal sea un servicio publico y el que cruza el Guadalquivir sea turístico,
no lo se cierto, la cuestión es que mientras esperaba el ferry pensaba y me
hacia la siguiente pregunta: ¿Todo tiene un precio?
Una de las
frases que usamos algunas veces es esa tan conocida de: “Todo tiene un precio”
y que si lo pienso un poco me doy cuenta de que no se muy bien qué significa. O
mejor dicho, lo que quiero decir es otra cosa, porque eso de que “todo” es muy
fuerte. Todos sabemos o sentimos que hay
cosas a las que no podríamos poner precio. Resulta difícil ponerle precio a
muchas circunstancias de nuestras relaciones personales.
En esto del
precio en la vida una de las fórmulas más curiosas es lo del gratis total. No
debe ser tan gratis, quiero decir, que normalmente se espera que compres otra
cosa, o hagas algo, pero la expresión es muy llamativa. Algo tendrá lo del
gratis total que uno no termina de creérselo, cuesta aceptar que alguien pueda
hacer algo sin esperar nada a cambio. Tanta generosidad nos molesta, nos hace
sentirnos mal. Preferimos las cosas claras, saber quien nos da, cuanto vale y
si podemos, devolver (pagar) lo mismo. Algo así como el precio justo. Ni deber,
ni que nos deban. Todo medido, equilibrado.
En el fondo
hablar del precio es hablar del valor. Y mientras el precio se expresa en euros
el valor utiliza otras escalas: el tiempo, el cariño, la ternura, la justicia,
el sacrificio o la paciencia. Así todo es valioso, cueste lo que cueste.
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