“El hombre ha de tener la suficiente fe en sí mismo para emprender aventuras, y dudar de sí mismo lo suficiente para disfrutarlas” (G. K. Chesterton)
Conil de la Frontera --- El Puerto de Santa María.
Distancia: 50,91
km.
Media: 14,05 km/h.
Altura: 179 m.
Día de
marismas, muchas marismas, la mayor parte del recorrido por carriles bici y
pistas de tierra con las que he cruzado el Parque Natural los Toruños, sin
complicaciones y a buena hora en el camping, la comida ya en la parcela que me
han asignado.
Ya empieza a
sentirse el calor a partir de mediodía, lo que me esta obligando a salir
temprano, bueno tampoco tan temprano, a las 08:00 horas y así cuando empieza a
calentar ya estoy prácticamente en el camping.
Levantarse
temprano, es una ventaja cuando quieres aprovechar más el día, ya sabemos casi
todos el famoso refrán de que : “Al que madruga, Dios le ayuda”, para muchos viene
a ser algo así como hacer un brindis al sol, ¿Qué tendrá que ver, pensarán, una
cosa con la otra?
Sin embargo,
para otras muchas personas, que piensan que Dios siempre está a su lado, que lo
esté más horas de lo normal siempre será mejor. Vamos, el no va más y nada
mejor se puede esperar de un día si sabemos, si estamos seguros, que lo
estamos, que eso pasa y que no se trata de la letra de una frase popular puesta
ahí porque sí.
De todas
formas, y para empezar, sabemos que madrugar cuesta mucho y si es estas cansado
de tantos kilómetros en bicicleta más que más. Y, por tanto, hay quien niega la
mayor del tal refrán, así de sencillo. Y, por lo tanto, negado el madrugar…
¿dónde queda Dios?
De todas formas
existe otro refrán, bueno mejor debería denominarse una superstición, la de “levantarse
con el pie izquierdo” y que se aplica mucho; y es que al decirla parece haber
arrancado mal el día, desde temprano, nuestra suerte está marcada por el
inconsciente hecho de habernos levantado de la cama bajando primero el pie
izquierdo.
Si nuestro día
va de maravilla y todo “nos sale bien”, de acuerdo con lo esperado, entonces
seguro nos levantamos con el pie derecho, pero, en el caso contrario, fue el
izquierdo el que primero tocó el piso, sin duda. A esto obedece la creencia,
pero, por supuesto y con todas sus letras: no es verdad. ¿Cómo podría ser que
un hecho tan aislado dirija nuestro rumbo y cambie nuestras situaciones
cotidianas? Sencillamente no es posible.
En fin, tener
unos “Buenos Días” no es tan fácil como elegir que pie poner primero en el
suelo.
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