“El espíritu de la cultura no consiste solamente en conocer los hechos, sino en ser capaz de imaginar la verdad.” (G.K. Chesterton)
Mojacar --- Escullos.
Distancia: 53,53
km.
Media: 13,07 km/h.
Altura: 817 m.
Día tranquilo,
tranquilo porque ha sido duro, cuando mi ciclo-computador sobrepasa los 500
metros de altura subida, sea verdad o no, para mí, he tenido que subir
demasiadas cuestas.
No puedo
quejarme puesto que el paisaje siempre a valido la pena, sobre todo al llegar a
las cimas de las colinas y ver el mar al fondo. No puedo quejarme puesto que el
cielo azul y el mar azul junto con la temperatura, que no ha sido alta han
hecho que existiera siempre una recompensa.
Al estar todo
el día de ayer y el de hoy en el parque Natural Cabo de Gata – Nijar, ha hecho que el recorrido este
lleno de largas subidas, espero que la parte final del parque que me toca
mañana no lo sea tanto.
Al final, como
en casi todo, es cuestión de adaptarse a los recorridos y hacerlos nuestros. Pensándolo
bien es acomodarse, avenirse a las diversas condiciones de un entorno.
Muchas veces nos
hemos preguntado al visitar algunos lugares: “¿Cómo es posible que esta gente
se haya adaptado a estas condiciones tan duras?” y es que las personas nos
adaptamos mejor de lo que creemos a las circunstancias y condiciones que nos plantea
el medio natural. Pero no quería quedarme ahora en las grandes adaptaciones, sino,
en el individual, en el de las relaciones entre personas concretas.
Si partimos de
que ningún ser creado es igual que otro, y sus circunstancias son diferentes a
cada persona, cualquier relación se produce entre dos seres no iguales. Esa
diversidad implica cierto modo de adaptación, acomodación en algo que no somos “yo”,
pero que facilita las relaciones sociales.
Creo que en
estos tiempos que nos esta tocando vivir la adaptación es un valor descuidado,
casi denostado en el ámbito de las relaciones. Vivimos cada vez más unas
relaciones más virtuales que presenciales. Nos resulta más fácil “adaptarnos” a
las circunstancias y condiciones de un entorno ”inmaterial” como whatsapp,
donde cerrar una conversación es muy sencillo o bloquear un contacto. Las redes están plagadas de personas, con
quienes necesitaría adaptarme, pero gracias a lo virtual, no es necesario que
haga ese esfuerzo.
De hecho, he
hablado con personas que confunden adaptarse con anularse. Que piensan que cualquier
cesión de su yo al entorno es una retracción, humillación. No desean en lo más mínimo
adaptarse, lo que les hace que difícilmente puedan sostener relaciones con
personas reales. Siempre se sentirán anulados.
En la vida real
nos toca convivir. En esa convivencia física no caben bloqueos o exclusiones,
se hacen necesarias adaptaciones, avenirse a las circunstancias concretas,
cediendo la soberanía de mi yo para facilitar el encuentro con el otro.
Esa necesaria
adaptación es la que fomentará sociedades más evolucionadas, menos fragmentadas
en bandos de seres afines que no se adaptan el contrario, pero tampoco se
anulan con la diferencia, sino que se crecen en la diversidad, con la riqueza
de los valores que nos aporta el prójimo y construye familias, comunidades,
barrios, ciudades y naciones plurales y adaptadas, en lugar de redes sociales
en continuo grito de guerra.
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