lunes, 5 de junio de 2023

Mojacar --- Escullos. 04/06/23

 “El espíritu de la cultura no consiste solamente en conocer los hechos, sino en ser capaz de imaginar la verdad.” (G.K. Chesterton)


Mojacar --- Escullos.

Distancia: 53,53 km.

Media: 13,07 km/h.

Altura: 817 m.

Día tranquilo, tranquilo porque ha sido duro, cuando mi ciclo-computador sobrepasa los 500 metros de altura subida, sea verdad o no, para mí, he tenido que subir demasiadas cuestas.

No puedo quejarme puesto que el paisaje siempre a valido la pena, sobre todo al llegar a las cimas de las colinas y ver el mar al fondo. No puedo quejarme puesto que el cielo azul y el mar azul junto con la temperatura, que no ha sido alta han hecho que existiera siempre una recompensa.

Al estar todo el día de ayer y el de hoy en el parque Natural Cabo de  Gata – Nijar, ha hecho que el recorrido este lleno de largas subidas, espero que la parte final del parque que me toca mañana no lo sea tanto.

Al final, como en casi todo, es cuestión de adaptarse a los recorridos y hacerlos nuestros. Pensándolo bien es acomodarse, avenirse a las diversas condiciones de un entorno.

Muchas veces nos hemos preguntado al visitar algunos lugares: “¿Cómo es posible que esta gente se haya adaptado a estas condiciones tan duras?” y es que las personas nos adaptamos mejor de lo que creemos a las circunstancias y condiciones que nos plantea el medio natural. Pero no quería quedarme ahora en las grandes adaptaciones, sino, en el individual, en el de las relaciones entre personas concretas.

Si partimos de que ningún ser creado es igual que otro, y sus circunstancias son diferentes a cada persona, cualquier relación se produce entre dos seres no iguales. Esa diversidad implica cierto modo de adaptación, acomodación en algo que no somos “yo”, pero que facilita las relaciones sociales.

Creo que en estos tiempos que nos esta tocando vivir la adaptación es un valor descuidado, casi denostado en el ámbito de las relaciones. Vivimos cada vez más unas relaciones más virtuales que presenciales. Nos resulta más fácil “adaptarnos” a las circunstancias y condiciones de un entorno ”inmaterial” como whatsapp, donde cerrar una conversación es muy sencillo o bloquear un contacto.  Las redes están plagadas de personas, con quienes necesitaría adaptarme, pero gracias a lo virtual, no es necesario que haga ese esfuerzo.

De hecho, he hablado con personas que confunden adaptarse con anularse. Que piensan que cualquier cesión de su yo al entorno es una retracción, humillación. No desean en lo más mínimo adaptarse, lo que les hace que difícilmente puedan sostener relaciones con personas reales. Siempre se sentirán anulados.

En la vida real nos toca convivir. En esa convivencia física no caben bloqueos o exclusiones, se hacen necesarias adaptaciones, avenirse a las circunstancias concretas, cediendo la soberanía de mi yo para facilitar el encuentro con el otro.

Esa necesaria adaptación es la que fomentará sociedades más evolucionadas, menos fragmentadas en bandos de seres afines que no se adaptan el contrario, pero tampoco se anulan con la diferencia, sino que se crecen en la diversidad, con la riqueza de los valores que nos aporta el prójimo y construye familias, comunidades, barrios, ciudades y naciones plurales y adaptadas, en lugar de redes sociales en continuo grito de guerra.

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