domingo, 5 de febrero de 2023

¡Feliz domingo!

 ¡¡¡Buenos días!!! 

Decía ayer que teníamos que pasar a la segunda cosa, que no se trata de otro tema más que de la moralidad dentro de la persona, pero lo he estado pensando un poco y creo que no podemos detenernos aquí.

Y es que estamos en un punto en el cual las diferentes creencias que existen sobre la vida nos llevan a tener formas de comportamiento diferentes. Para empezar, está bien que me detenga en mi razonamiento y que continue mostrando las clases de moralidad en las cuales todos los hombres sensatos están de acuerdo.

¿Pero puedo hacerlo? Os aviso que esto inevitablemente nos lleva a hablar de religión, y esto implica unas series de afirmaciones sobre algunos hechos que necesariamente tienen que ser falsos o verdaderos. Y, si son verdaderos, ciertas conclusiones nos llevarán a guiar a nuestra comparsa en una dirección correcta; y, si son falsos, las conclusiones serán completamente diferentes.

Os dais cuenta del problema, vuelvo a aquella persona que nos decía que una cosa no puede estar mal a menos que perjudique a otro ser humano. Este hombre sabe y comprende que no tiene que dañar al resto de componentes de la comparsa, cree sinceramente que lo que él haga con su persona es asunto suyo.

¿No veis una diferencia en el hecho de que yo sea, por así decirlo, el dueño de mi mente y de mi cuerpo, o que sea solo un alquilado, responsable solo ante mi verdadero amo? Y es que si pienso que alguien me ha creado no es normal que piense también que lo ha hecho con algún fin y, si es así no tendré yo muchos deberes que cumplir, deberes que no tendré si sencillamente me perteneciera a mí mismo.

Apreciáis los matices que tiene el asunto.

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