lunes, 6 de febrero de 2023

¡¡¡Bueno días lunes!!!

 ¡¡¡Buenos días!!! 


Así que continúo con lo de ayer, ya sé que estáis pensando que la parte final de ayer es un enfoque cristiano, pero es que estamos en un entorno cristiano y no puedo obviarlo. Igual que esa afirmación de que todo hombre vivirá por siempre jamás, muy cristiana también, que, tiene que ser falsa o verdadera. Si pienso que viviré por siempre jamás, me comportaré diferente de que, si pienso que mi vida se acaba en los ochenta años, ¿no es verdad?

Hay muchas cosas sobre las cuales no me haría falta preocuparme si fuera a vivir solo ochenta años, pero por las cuales tendré que hacerlo, y mucho, si viviré eternamente. Es fácil que con la edad mi carácter esté siendo cada día un poco más insoportable, tan insoportable que su aumento a lo largo de ochenta años tal vez no sea demasiado evidente. Pero podría ser un verdadero infierno dentro de mil años si no parara de aumentar.

Por cierto, me viene ahora a la cabeza otra diferencia, la diferencia entre la democracia y el totalitarismo. Si las personas solo viven ochenta años, una nación o una civilización, que pueden durar más de mil años, son más importantes que una persona. Pero si la doctrina cristiana tiene razón, la persona no es solo más importante sino incomparablemente más importante, puesto que la persona es eterna, y la vida de una nación o una civilización, comparada con la suya, es solo un momento.

¿Es curioso verdad?

No hay comentarios: