¡¡¡Buenos días!!!
Así que continúo con lo de ayer, ya sé que estáis
pensando que la parte final de ayer es un enfoque cristiano, pero es que
estamos en un entorno cristiano y no puedo obviarlo. Igual que esa afirmación de
que todo hombre vivirá por siempre jamás, muy cristiana también, que, tiene que
ser falsa o verdadera. Si pienso que viviré por siempre jamás, me comportaré
diferente de que, si pienso que mi vida se acaba en los ochenta años, ¿no es
verdad?
Hay muchas cosas sobre las cuales no me haría falta
preocuparme si fuera a vivir solo ochenta años, pero por las cuales tendré que
hacerlo, y mucho, si viviré eternamente. Es fácil que con la edad mi carácter
esté siendo cada día un poco más insoportable, tan insoportable que su aumento
a lo largo de ochenta años tal vez no sea demasiado evidente. Pero podría ser
un verdadero infierno dentro de mil años si no parara de aumentar.
Por cierto, me viene ahora a la cabeza otra
diferencia, la diferencia entre la democracia y el totalitarismo. Si las
personas solo viven ochenta años, una nación o una civilización, que pueden
durar más de mil años, son más importantes que una persona. Pero si la doctrina
cristiana tiene razón, la persona no es solo más importante sino
incomparablemente más importante, puesto que la persona es eterna, y la vida de
una nación o una civilización, comparada con la suya, es solo un momento.
¿Es curioso verdad?
No hay comentarios:
Publicar un comentario