¡¡¡Buenos días!!!
Me temo que algunos de vosotros habéis visto una
serie de problemas para aceptar la existencia de una autoridad dentro de
nosotros, a la cual alguno de vosotros le ha dado el nombre de “moralidad”, si
esto fuera así, no sería en todo caso un problema sino más bien unas instrucciones
para manejarnos como personas.
La moralidad no es una cosa que obstruye, no es algo
que nos impide pasarlo bien. En realidad, todas las reglas morales son guías
para impedir un desarreglo, un problema en nuestro funcionamiento. Por eso al
principio nos dan la sensación de que están interponiéndose en nuestras
inclinaciones naturales. Cuando explicaba el funcionamiento de una lavadora
siempre procuraba hacer hincapié en las cosas que no se tenían que hacer,
porque, por intuición las personas tendemos a ver las cosas de una determinada
manera sin embargo hay funciones y características que no son tan obvias y que
te las tienen que explicar y enseñar.
Y ahora casi no queda más remedio que avanzar unos
días más por este camino. Veo, principalmente, dos maneras por las cuales las
relaciones entre las personas se estropean. Una de ellas me parece clara,
ocurre cuando los hombres se apartan, se separan los unos de los otros o chocan
entre si causándose mal, engañándose o agrediéndose. La otra, no tan a la
vista, cuando las cosas se estropean dentro de la persona, cuando hay un
enfrentamiento entre lo que nos dice nuestra moral y lo que quieren nuestros
deseos.
Buscaré algún ejemplo para que podáis haceros una
idea bastante clara del que quiero decir.
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