¡¡¡ Buenos días!!!
He vuelto a leer lo que escribí ayer y hay un
detalle que me gustaría recalcar. Hay una diferencia entre hacer alguna de esas
acciones como puede ser hacer algo prudente y serlo. O sea, no es lo mismo
realizar una acción justa que ser un hombre justo.
Veamos, un hombre que no sea un buen jugador de
golf podría de vez en cuando dar un buen golpe y colocar la bola en el hoyo. Lo
que yo quiero decir por un buen jugador es una persona que ha entrenado para dar una gran cantidad de buenos golpes y los da tan seguido que se puede
confiar que los va a realizar. Tiene una cualidad que se encuentra en él, aunque no este
jugando.
De la misma manera, un hombre que persiste en hacer
buenas acciones adquiere al final una cierta cualidad de carácter. Y es
entonces esa cualidad, antes que sus acciones en particular a lo que me
refiero cuando hablo de que posee una cualidad como ser justo o prudente. Y,
ver esta diferencia es importante.
Si nos basásemos solo en las acciones concretas
podríamos dar a entender ideas equivocadas.
Podríamos pensar que, siempre que hiciéramos una
cosa bien, no importará el cómo o el por qué lo hemos hecho: si lo habíamos
hecho voluntaria o involuntariamente, estando alegres o disgustados, porque
tenemos miedo a la opinión pública o por el hecho en sí mismo. Pero resulta que
si hacemos cosas buenas por motivos equivocados no estamos adquiriendo ninguna
cualidad interior o ninguna característica a la podríamos denominar “virtud”, y
es esta cualidad o característica la que importa realmente.
Y es que si un mal jugador de golf tiene un buen
golpe que lo acerque al hoyo, no porque crea que se necesite, sino porque a
veces se cabrea y le da con mucha rabia, es posible que ese golpe, con suerte,
le ayude a ganar un hoyo, pero no lo ayudará a convertirse en un jugador consistente.
Entendéis lo que quiero decir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario