sábado, 25 de febrero de 2023

Un gran sábado esté que vamos a comenzar.

 ¡¡¡Buenos días!!!

Casi sin darte cuenta te encuentras, en momentos en los que no entiendes lo que está pasando o cuando te suceden cosas a las que no encuentras explicación, diciendo frases como “todo pasa por algo”, “esto que me ha pasado es una señal”. Son expresiones que estoy seguro dices muchas veces como en broma, pero a las que recurres muchas de las veces sin ser muy consciente.

 Son como letanías que, de alguna manera, te muestran ese deseo un poco oculto de que tú vida no pase sobre ascuas en esta época en la que, cada vez más, parece que la práctica de tus creencias se abandona. Esos ideales que algún día tuviste ves que no se mantienen, ya sea por la falta de sentido, de reflexión, de profundidad, o por falta de capacidad para defenderlos.

Y es que, para una sociedad tan habituada a los hashtags, las campañas, las indignaciones y las modas frenéticas, este tipo de frases hechas encaja como un guante. Llevar al cuello la medalla del Ecce- Homo de Pego no necesariamente te exige ser más amable en el trabajo. Leer tu horóscopo para saber qué tal tu semana no suele ser una llamada a mirar a los que te rodean. Y así con un montón de cosas.

Y entonces la pregunta. Una que surge en esos extraños y por desgracia pocos momentos en los que te encuentras en lo más escondido de tu silencio. Una que te haces y nos hacemos muchos y que determina en gran medida el modo en que nos planteamos la cotidianidad del día a día y lo extraordinario de un viaje con la bicicleta: ¿Creo? ¿En qué? Y, sobre todo, ¿para qué? Acostumbrado como estas a vivir de eslóganes o de gestos de poca hondura, te encuentras ante un reto enorme: vivir lo que crees y ponerlo en práctica en lo concreto de cada acto.

Porque amigo mío, ser cristiano no es complicado e incluso puede ser fácil, lo difícil es hacerlo en la práctica. Pero cuando se le encuentra el sentido, entonces empieza la aventura.  

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