miércoles, 8 de febrero de 2023

¡¡¡Gracias por este miércoles¡¡¡

 ¡¡¡Buenos días!!!

Mientras tanto, continuaré con mis “sermones” de todas las mañanas. Si miramos un poco el que ha sucedido a lo largo de la historia nos resultara fácil darnos cuenta de que en toda nuestra existencia los hombres hemos estado de acuerdo en algunas cosas que harían que nuestras sociedades fueron mejores, por ejemplo; a tratar de ser personas más justas, a ser lo más prudentes que podamos, a ser moderados con nuestras manías o vicios y a hacer todo el posible para vencer nuestros miedos y a la vez huir de la temeridad.

Veamos, cuando he dicho que buscamos ser prudentes el que estoy diciendo es que hay que tomarse el trabajo de pensar en el que estamos haciendo y en lo que pasará si lo hacemos. Ya sé, que hoy en día esta actitud no está de moda y que pensar para hacer las cosas bien no sé ve como una buena cualidad. De hecho, porque se nos dijo que solo podríamos conseguir el reino de los cielos haciéndonos como niños, muchos cristianos y no cristianos han llegado a la conclusión de que mientras seamos buenas personas no importa que seamos imbéciles.

Pero esto es un malentendido. Para empezar, no se dijo que teníamos que permanecer como niños en cuanto a su inteligencia, por el contrario, se nos dijo, creo recordar, que fuéramos no solo “inocentes como palomas” sino también “cautos como serpientes”, no sé si las palabras son exactas, pero más o menos.

Hay que tener un corazón de niño, pero una cabeza de adulto. Tenemos que ser sencillos, coherentes, cariñosos y estar preparados para aprender, como son los niños buenos, pero también debemos tener toda la inteligencia que podamos para estar alerta en todo lo que hacemos. Mirad, por el hecho de que estéis colaborando o dando dinero a una obra de caridad no significa que no necesitáis averiguar si esa obra de caridad es un fraude o no.

Bien, mañana continúo que ahora no puedo “rematar” el tema.

No hay comentarios: