¡¡¡ Buenos días!!!
Hace unos días llegaba a la conclusión de que no se
trata de obedecer una serie de reglas o normas para que se pueda vivir en una
buena sociedad, sino lo que lo que hay que intentar es que las personas sean de
una determinada manera de ser. No hay que hacer algo justo porque nos lo
ordenan, sino que hay que ser justos.
Quiero aclarar que como supongo os habréis dado
cuenta, todo esto que estoy escribiendo no es nada nuevo, las normas a seguir
para las buenas relaciones entre las personas llevan muchos siglos por ahí. En
el fondo, todos sabemos que un buen resumen de todas estas normas es; haz a los
demás lo que quieres que te hagan a ti, sabemos que esto es lo correcto. Lo que
sucede es que las personas muchas veces necesitan que les hagan memoria de
algunas cosas que ya saben, más que les enseñen. Hay que repetir y repetirnos
muchas veces estos sencillos principios.
Otra cosa que pienso que hay que aclarar, es que
estas normas no tienen, ni pretenden tener, un programa político para aplicar
al resto de la ciudadanía, no hay un plan para aplicar el “haz a los demás lo
que quieres que te hagan a ti” a una sociedad en particular en un momento
particular. No podría tenerlo. Esta idea va dirigida a todos los hombres de
todos los tiempos, y si fuera un programa en particular que se adecuase a un
lugar o momento en concreto no se adecuaría a otros momentos, sería una moda.
Ahora podéis estar pensando y haciendo una pregunta
parecida a: ¿por qué las personas que piensan así no nos marcan el camino? Eso
estaría bien si se pregunta de la manera acertada, y mal si lo preguntan de la
manera equivocada.
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