¡¡¡Buenos días!!!
Esta mañana me he dado cuenta de que no recuerdo
haber hablado mucho del matrimonio, seguramente porque no estoy casado y porque
es un tema bastante impopular.
Es impopular sobre todo si se habla del matrimonio
cristiano, ya que esa idea de que un hombre y una mujer han de ser considerados
como un único organismo, que es lo que viene a significar la expresión “una
sola carne” no está ahora de moda.
Debemos tener en cuenta de que cuando se dijo eso
no se estaba expresando un sentimiento, sino concretando un hecho, de la misma
manera que puedo establecer como un hecho cuando me refiero a que una cerradura
y su llave son un solo mecanismo. Se estaba diciendo que sus dos mitades estaban
hechas para combinarse entre ellas en parejas, no simplemente en el nivel
sexual sino combinadas en su totalidad.
Un error muy común en los que practican la unión
sexual fuera del matrimonio es que están intentando aislar solamente una clase de
unión, la sexual, de todas las demás clases de unión que acompañan a la
realización de esa la unión. Lo que se dijo no significa que exista nada malo
en el placer sexual, como tampoco lo hay en el placer de comer. Se quiere decir
que no debemos aislar el placer e intentar obtenerlo por sí mismo, de la misma
manera que no se debe intentar obtener el placer por la comida sin tragar ni
digerir, masticando cosas y escupiéndolas después.
Por lo tanto, lo que también se está expresando es
que el matrimonio es para toda la vida. Y aquí existe, por supuesto, diferentes
matices según miremos; algunos cristianos no admiten el divorcio en absoluto;
otros lo permiten como de mala gana en casos muy especiales.
Pero esto lo intentaré aclarar, si es que es
posible, mañana.