sábado, 30 de enero de 2021

¿Se encuentra la felicidad en la diversión?

 “Dicen que los viajes ensanchan las ideas, pero para esto hay que tener ideas” (G. K. Chesterton)

Ya tengo los paneles térmicos para oscurecer el interior de la berlingo, y así poder dormir más relajado. Conseguir oscuridad era una dificultad que no presentaba más problema que colocar cortinas, pero que aislara del calor y sobre todo del frío era un poco más complicado, con estos paneles creo que tengo los dos problemas solucionados.

Tal vez me he preocupado demasiado en protegerme del frío, la verdad es que no tengo experiencia en dormir en un camper y no sé lo que nos aísla del exterior, en una tienda de campaña lo controlo mejor, pero en un coche no sé si baja mucho la temperatura, así que le aíslo los cristales y según vallamos cogiendo experiencia los iremos utilizando más o menos.

Con la oscuridad para dormir no tengo muchos problemas, pues en la tienda de campaña no suele existir una oscuridad total, pero sí que estas oculto de las miradas exteriores, así que había que aislarnos de las miradas, y estos paneles lo consiguen.

La oscuridad suele tener mala “prensa” ya que hay una oscuridad interior que nos impide ver claramente dónde están el bien, la verdad, la justicia. Hay una oscuridad exterior que hace muy difícil comprender lo que ocurre a nuestro alrededor. Pero la oscuridad para descansar nada tiene que ver con esta falta de luz.

A nadie le extraña que la posición de máximo reposo se dé estando acostado y en la mayoría de las veces dormido. Para los que en nuestras aficiones existe una parte importante de ejercicio físico el descanso es fundamental, aunque no solo el descanso como ausencia de movimiento sino también con la relajación de la mente.

Si nos detenemos un poco a pensar nos daremos cuenta de que ante el cansancio se tiene una necesidad de reposo, de distracción. El descanso de nuestro cuerpo lo obtenemos deteniendo el ejercicio corporal; la mente, en cambio, encuentra su descanso en la “diversión”, que si observamos es “di-versio” que nos quiere decir apartar, desviar, alejar nuestra atención hacia otros objetos agradables, distintos de los que forman nuestro trabajo habitual o nuestro quehacer diario.   

Y aquí nos encontramos con un error que solemos cometer, pues se puede llegar a la conclusión de que el “summum” de la vida humana se encuentra en la diversión, en el juego. ¿Se encuentra la felicidad en la diversión? Parece claro que no, sería un absurdo que la diversión fuera el fin de la vida. Hay que divertirse para dedicarse después a asuntos serios. Pues la diversión es una especie de reposo, y como no se puede estar haciendo algo sin descanso, el ocio es una necesidad. Pero este ocio, ciertamente, no es el fin de la vida, porque sólo tiene lugar debido a algo que tenemos que realizar después.

Ya sé que ahora se toma el juego y la diversión como un objetivo para la felicidad, por el placer que sentimos. La felicidad tiene, es verdad, cierto placer, pues existe el gozo. Pero no, sin embargo, con el placer del juego, que siendo necesario para el desarrollo de la vida humano no es lo más elevado del hombre. De ahí, la importancia de saber divertirse y a la vez controlar esa diversión, el hombre debe ser alegre y serio a la vez. Hay que ser capaz de realizar esa combinación perfectamente, teniendo conciencia exacta de nuestra situación entre donde estamos y hacia dónde queremos que vaya nuestra vida, entre la esperanza y la desesperación. Sólo de esta manera nos podemos orientar, entonces podremos jugar y divertirnos, sonreír y reír, ya que seremos capaces de percibir en todas las cosas sus límites e insuficiencias, y por eso justamente podremos reírnos de todo, porque sabremos de la seriedad de las cosas.  

 El que no comprende esto pertenece al grupo de los que no son capaces de encontrar descanso y alivio en el juego, en las fiestas y en divertirse. Son muchos y han sido muchos los que no entienden este concepto, de ahí por ejemplo que erróneamente sea considerada como una época triste y aburrida la Edad Media. No ven el verdadero sentido de las escenas burlescas representadas en los bajorrelieves de numerosos templos y catedrales; las denominadas "fiestas de los locos", en que se festejaba una suerte de superación o abolición de la razón; la "fiesta de los asnos", con sus rebuznos lanzados contra altos "dignatarios" no siempre tan dignos; la llamada "fiesta de los obispillos", donde un grupo de chicos se disfrazaban de obispos, tomando en chacota a las jerarquías locales; son otras tantas expresiones del humor medieval, libre y ocurrente.

Ese espíritu lúdico medieval se fue poco a poco olvidando y lo que los entendidos llaman la virtud de la eutrapelia entró en la sombra, en la oscuridad, no subsistiendo de ella sino una breve y seca definición en los diccionarios.

Ahora ya no es así, el humor, la diversión y la fiesta, la eutrapelia, ha recobrado su importancia no sólo para la cultura del hombre sino también para el progreso mismo de su vida interior.

Buenos días.  

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