jueves, 7 de enero de 2021

Y ahora carpintero.

 “Dicen que los viajes ensanchan las ideas, pero para esto hay que tener ideas” (G. K. Chesterton)

He empezado con mucha energía y determinación mi nuevo reto, ayudado por un ambiente frío y lluvioso que me permite estar más cómodo encerrado en casa, si hace buen tiempo es más duro y difícil no salir a la calle. Un desafío que lleva a convertirme en carpintero, un mal carpintero que estoy seguro mejorará, pero ya lo hará con la camperización de la berlingo terminada. Pero es lo que hay, tengo que ir aprendiendo sobre los errores que estoy cometiendo y dándome cuenta de que van a quedar a la vista, espero que, durante mucho tiempo, recordándome aquello de “zapatero a tus zapatos”.

Estoy poco a poco avanzando y ya puedo adivinar lo que imaginé que sería la berlingo, he visto tutoriales, he leído, he preguntado y me estoy dando cuenta que la carpintería esconde muchas más dificultades de las que imaginaba. Todo tiene su “porqué”, todo tornillo su misión y todo tiene que estar a “escuadra”, el ángulo recto y el nivel tienen una importancia que nunca me había imaginado y, como todo trabajo artesano presenta sus problemas.  

Buscando información sobre todo lo relacionado con la carpintería, el “señor Google” me llevo hasta este cuento que no me resisto a “copiar – pegar” para que lo puedan leer.

Dice así: “Cuentan que en la carpintería hubo una vez una extraña asamblea: fue una reunión de herramientas para arreglar sus diferencias. El martillo ejerció la presidencia, pero la asamblea decidió que tenía que renunciar. ¿La causa?: ¡hacía demasiado ruido! Y además se pasaba el tiempo golpeando. El martillo aceptó su culpa, pero pidió que también fuera expulsado el tornillo: dijo que había que darle muchas vueltas para que sirviera de algo. Ante el ataque, el tornillo aceptó también, pero a su vez pidió la expulsión de la lija. Hizo ver que era muy áspera en el trato y siempre tenía fricciones con los demás. La lija estuvo de acuerdo, a condición de que fuera expulsado el metro, que siempre se la pasaba midiendo a los demás según su medida, como si fuera el único perfecto. En eso entró el carpintero, se puso el delantal e inició su trabajo. Utilizó el martillo, la lija, el metro y el tornillo. Finalmente, la tosca madera se convirtió en un lindo mueble.

Cuando la carpintería quedó de nuevo sola, la asamblea reanudó su deliberación. Fue entonces cuando tomó la palabra el serrucho y dijo: "Señores, ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero el carpintero trabaja con nuestras cualidades. Eso es lo que nos hace valiosos. Así que no pensemos ya en nuestros puntos malos y concentrémonos en la utilidad de nuestros puntos buenos. La asamblea encontró entonces que el martillo era fuerte, el tornillo unía y daba fuerza, la lija era especial para afinar y limar asperezas y observaron que el metro era preciso y exacto. Se sintieron entonces un equipo capaz de producir muebles de calidad. Se sintieron orgullosos de su fortaleza y de trabajar juntos.” 

En este sencillo texto podemos encontrar de alguna forma nuestra aventura humana: pasamos por la vida reforzando los aspectos más significativos de nuestra personalidad, buscando en lo que consideramos “bueno” de nosotros un motivo. Si somos ordenados, nos gusta imponer el orden, si somos pacientes, imponer la paciencia, si somos enérgicos imponer una actitud enérgica en los demás. Y así utilizamos aspectos sin dudas buenos de nosotros mismos, como elementos de división y discordia entre los que nos rodean.

Como en la carpintería, dejemos que cada uno utilice su mejor aptitud o virtud más destacada, y como herramientas construir una sociedad mejor, pero claro deberemos tener un buen carpintero que nos utilice de acuerdo con esa necesidad.

No nos esforcemos en lograr un mundo formado sólo de martillos, de lijas o de serruchos, según sea que nos sentimos nosotros mismos martillos, lijas o serruchos, respectivamente. Dejemos que el carpintero haga en su taller el mejor uso de sus herramientas: seamos humildes instrumentos para conseguir una sociedad mejor.

Buenas Tardes.

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