miércoles, 13 de enero de 2021

“tú mismo te has forjado tu aventura”

 “Dicen que los viajes ensanchan las ideas, pero para esto hay que tener ideas” (G. K. Chesterton)

Este pasado fin de semana no hemos realizado nuestra excursión con la bicicleta, la lluvia y las bajas temperaturas han sido las causas para este descanso. Un alto en el camino que ha servido para ir avanzando con la berlingo, ya tengo casi acondicionado el espacio de la “cocina”.

Aunque pueda parecer que todo lo relacionado con los viajes esté concentrado en la camperización de la berlingo para “subir” al Nortkapp, no es cierto. Pues en estos días de tanto frío y lluvia, en los que “quedarse en casa” se ha vuelto más necesario, he estado y estoy mirando el recorrido por Austria y tengo que decir que será, como no, interesante pues la primera parte es llana hasta Viena, pero la segunda para volver a Salzburgo a través de los Alpes ya no lo será pues resultaran alrededor de unos diez días de montaña.

Ya se que “el hombre propone y Dios dispone”, y que por mucho que ahora mire y estudie posibles etapas, después cuando llegue ese día nada será igual a como lo tenia preparado, pero al menos estaré mejor informado y eso siempre está bien.

Por lo general y en general si haces planes para realizar un recorrido estos suelen cumplirse en un tanto por ciento alto, aunque claro está, no es su totalidad pues los imprevistos son tantos en el cicloturismo que no se pueden abarcar. Y más con la covid-19 suelta por ahí.

Siempre que ejercemos nuestra libertad, y en un viaje con la bicicleta se ejerce constantemente, suele llevar consigo inconvenientes, a veces importantes, el que no está dispuesto a ello renuncia a la libertad posible. Eso explica que la libertad real sea muy exigua si nos queremos mantener en nuestra “zona de confort”, donde todo está a nuestro gusto, y tenga un sorprendente florecimiento allí donde parece improbable, donde no se la espera.

En cada elección que hacemos, en cada camino que elegimos en un cruce, en cada lugar en el que decidimos acampar, en cada parada que realizamos para admirar y fotografiar un paisaje… existe una toma de posición en la que ejercemos la libertad. Por supuesto la libertad de equivocarnos, de cometer errores y aceptar sus consecuencias.

Hay una palabra que usaba con frecuencia Ortega y que es clave de muchas cosas importantes: "insobornable". Si se la aplica, se tiene un instrumento seguro para medir la libertad, la autenticidad, la capacidad de resistencia y de permanencia en la esencia de nuestro viaje cicloturista. Estoy hablando, por ejemplo; si decidimos no comer en restaurantes, el ser “insobornable” ante las continuas tentaciones que se nos presentan para hacerlo y no tener que prepararse la comida es la medida que nos dice hasta donde estamos ejerciendo nuestra libertad.

Si analizamos un poco, si reflexionamos sobre cuando nuestra libertad ha estado disminuida veremos que más que por culpa de la opresión, salvo casos de excepcional violencia, si los hemos padecido, han sido aquellos momentos en que se aflojan los resortes, se pierde la personalidad, nos hemos plegado a las modas, a los halagos, a los reconocimientos, a las recompensas, a la docilidad, en suma.

Si nos ha sucedido, que nos ha sucedido estoy seguro en alguna ocasión, no ha sido importante nuestra protesta, ni nuestra rebeldía, que puede resultar interesante para distanciarse, para señalar una ruptura, para escapar de esas situaciones. Lo necesario no ha sido desentenderse de todo eso, sino recabar el derecho a ser quien verdaderamente se es, dedicarse al contenido real de nuestros principios ya sean los de nuestro viaje o de nuestra vida.

Tengo que recordar ahora, una vez más, aquella maravillosa frase de Cervantes: “tú mismo te has forjado tu aventura”. Expresión que muestra el sentido y la clave de la libertad. Nos hacemos a nosotros mismos; claro está que, dentro de las circunstancias, por supuesto, y con ellas; pero al final, a última hora, en el último momento el peso de toda decisión recae sobre cada uno de nosotros.

Cuando terminas un viaje y repasas las circunstancias en que se ha desarrollado vemos el precio que hemos pagado por esas decisiones complicadas, a veces hemos acertado de pleno, a veces no tanto; pero si se mira bien, descubriremos que en todo caso ha valido la pena; que ese precio era exigido y no excesivo.

Buenos días.

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