Siguiendo con mis antiguas lecturas para intentar
mantener la esperanza de que la cuarentena terminara pronto, y que nos podremos
marchar de viaje con la bicicleta, esta mañana he terminado de leer el segundo
libro que tengo sobre una vuelta al mundo.
“La vuelta al mundo del Gipsy Moth” de Francis Chichester,
igual que el que empezaré mañana están realizados en solitario y en un velero,
donde la soledad y el aislamiento son mucho más patentes que en bicicleta.
Haciendo un rápido resumen, que se encuentra en la contraportada,
tendría que decir que: “zarpó de Plymouth el 27 de agosto de 1966, cumplió en
alta mar sus 65 años, y sin apenas ver tierra arribó a Sidney, tras 107 días de
navegación. Después de un merecido descanso emprendió el camino de regreso,
llegando a Plymouth el 28 de mayo de 1967. En el curso de su circunnavegación,
el autor hubo de enfrentarse a los elementos adversos y batió varios récords, pero
lo que entusiasmó a la prensa y las gentes de todo el mundo fue que un hombre
que ya no era joven, superando los peligros y obstáculos, realizara una gran
proeza individual en un periplo tan largo”.
Lo que me ha llamado la atención en esta relectura, lo
podría resumir en esta frase: “un hombre que ya no era joven”, cuando lo leí
por primera vez no me llamo tanto la atención ese dato, pero es que ahora yo me
encuentro con 64 años y el relato se lee y se entiende de otra manera.
“La vuelta al mundo del Gipsy Moth” lo que nos enseña es
que los sueños de Francis Chichester pueden ser los nuestros, sueños que muchas
veces acariciamos en la vida y que se los traga la vida, y ahora hemos visto vemos
que pueden ser realidad. Para la inmensa mayoría de las personas, los sueños
más largamente acariciados permanecen escondidos en los rincones secretos del
alma y ahí se quedan. Para Chichester no. Para este hombre, soñar es poner en práctica
los sueños y, al hacerlo, conseguir el éxito.
No es fácil hacerlo, tal vez se deba tener un poco de
suerte, pero estamos atrapados en los engranajes de la vida porque nos dejamos
atrapar y el solo intento de desengancharnos es ya un triunfo no solo para cada
uno de nosotros sino también para la sociedad en la que vivimos.
No sé, cuándo pase este problema del covid19 cómo estará
la situación, pero lo normal sería que las personas mayores continuásemos con que
nuestro cese de la actividad profesional y laboral, junto con la pensión tuviésemos
la posibilidad de continuar con nuestros proyectos e ilusiones. Me parece que
los que ya no somos jóvenes debemos superar decididamente la tentación de refugiarnos
nostálgicamente en un pasado que no volverá más, o de renunciar a
comprometernos en el presente por las dificultades con que nos vamos a
encontrar.
Ahora es momento
que nos consideremos como unos privilegiados, y no sólo porque no todos tienen
la suerte de llegar a nuestra situación, sino también y sobre todo porque éste
es el período donde nos encontramos con la posibilidad de volver a considerar
mejor el pasado, de conocer y de vivir más profundamente la vida, de
convertirnos en ejemplo para mucha gente.
No obstante, la complejidad de los problemas que debemos resolver
cada día y el progresivo debilitamiento de nuestras fuerzas, junto con las
incomprensiones de una sociedad egoísta, no nos debe hacer sentirnos al margen
de la vida, ni ser elementos pasivos de un mundo en excesivo movimiento, sino personas
activas en un período humana y espiritualmente fecundo de la existencia de la
persona. Tenemos, sin lugar a duda, todavía una misión que cumplir, una ayuda
que dar. Tenemos que recordar que cada uno de nosotros somos una vida en
crecimiento, desde la primera chispa de nuestra existencia hasta el último
respiro.
Es complicado en estos días ver cómo será nuestro futuro,
si podremos viajar o lo tendremos que hacer de una forma que nos impida
disfrutar de la libertad que nos merecemos, sería una lástima no aprovechar
estos años para ver nuestras expectativas cumplidas, ya veremos, de momento no
hay forma de hacer un pronóstico para cuando se podrá salir de viaje ni en que
condiciones pero nuestra obligación es continuar con la misma ilusión y esperanza
que teníamos hace unos meses.
Buenas Tardes.
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