En condiciones normales a estas horas ya habría
terminado, o no, la Maratón Boston, porque una maratón siempre es una maratón y
le sucede como a un viaje en bicicleta que sabemos cómo lo empezamos, pero
nunca sabremos cómo lo vamos a terminar.
Pero dejando este contratiempo de lado, la verdad es que
vamos a continuar con la situación actual y esta no es otra que la de ir
haciendo los preparativos para ese viaje a Nordkapp.
Hoy le toca el turno a nuestra pequeña bolsa de manillar,
esa pequeña bolsa en la que debe ir todo lo que tenemos que utilizar durante
nuestro pedaleo y la que nos debe acompañar siempre que nos separemos de la
bicicleta.
“Para gustos colores” es una frase que me viene muy bien
para resumir lo que cada uno de nosotros elegimos cómo el material que siempre debemos
tener a nuestro lado ya sea mientras pedaleamos o mientras nos tomamos un café
en una cafetería por eso hoy no voy a entrar en detalles. Pero lo hare si tengo
que reducir peso y entonces sí que hay que elegir los colores.
De momento: Bicicleta: 13, 3 kg. Mochila estanca + tienda
+ saco + colchoneta + piso tienda + funda vivac = 6,6 kg. Mi peso (en canal) +
el móvil = 54,1 kg. Alforjas delanteras: derecha + izquierda= 5,8 kg. Bolsa
manillar = 2,2 kg.
De momento: 13,3 + 6,6 + 54,1 + 5,8 + 2,2 = 82 kg.
Estos días estamos practicando más de lo que es habitual la
costumbre de soñar despiertos y la pasión por la aventura, y esto no es un
arrebato causado solo por el confinamiento que se tenga que satisfacer y ya está,
sino que en la mayoría de nosotros es una inclinación exquisita que se tiene y que
nos hace ser grandes viajeros y entusiastas de la vida. Y puestos a soñar,
merece la pena hacerlo a lo grande. Ya que los sueños son gratis, ¿por qué conformarse
con poca cosa? Y eso no implica en absoluto que seamos menos realistas.
Soñar es uno de los privilegios que tenemos los hombres
libres de verdad. Incluso de los que están en la cárcel, o en sistemas
dictatoriales. Pero este soñar, el sueño del ojalá, del “y si...”, lo que
tenemos que hacer después del covid19, no consuelan ni llenan el deseo de
nuestro corazón estos días, si no van acompañados de cierta realidad.
Muchos consideran que soñar no cuesta nada, que es gratis
y, por lo tanto, que todos podemos hacerlo, aunque no sirva para nada. Sin
embargo, yo soy de la opinión que no tener sueños es precisamente lo que te
puede estropear la vida y hacer más insufrible esta cuarentena.
Si no tenemos un porqué por el que levantarnos de la cama
cada día, si no hay un motivo que nos ponga en pie cada mañana y tan solo dormimos
sin atrevernos a soñar, es mejor que nos levantemos cuanto antes de la cama y
nos miremos en el espejo a ver que nos pasa. ¿Quién es ese? ¿Dónde está? ¿A
dónde va?
Es interesante tener las respuestas pues es muy
importante conocer la dirección que le damos a nuestra vida, mucho más que el
movimiento que le demos. Primero hay que fijar un objetivo y después avanzar,
nunca el revés.
Estamos en días de fijar nuestros objetivos, ya nos
moveremos, tranquilos. Necesitamos estos días confrontar y vencer nuestros
miedos para ir después hacia donde hemos elegido, conocernos y descubrir qué
queremos de verdad encontrar en ese viaje y en ese lugar. Hay que ser valiente
para huir de la monotonía silenciosa y no conformarse con el patrón
establecido.
No nos debería
asustar ser innovadores y atrevidos, emotivos y racionales, serios y divertidos
a la vez. Quizás sea el único camino para mostrar y enseñar a los demás y
aportarles valor para que se enfrenten a sus miedos en un mundo que esta muy
necesitado ello.
Si lo contamos, lo explicamos o lo mostramos y alguien se
atreve a vaticinar nuestro fracaso, deberíamos decidirnos a predecir nuestro éxito
justamente por lo mismo. Que nuestra vida sirva para enseñar, inspirar y
motivar; ¡hay tanto que hacer! Otro mundo es posible.
Si algo nos limita, avancemos sin miedo. Si algo nos causa
temor, vivamos con pasión y compasión. Si algo nos atasca, usa tus recursos
para saltar los obstáculos. Si algo de esto no ves claro, debes siempre mirar
hacia delante para ir más allá y abrir nuevos horizontes.
¿Es complicado? No creo. Solo tenemos que saber mirar hacia
nuestro interior y ver lo que esta bien y lo que esta mal, que es lo bueno y
que es lo malo, y por supuesto hacer el bien y combatir el mal.
Buenas Tardes.
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