“La imparcialidad es un nombre pomposo para la
indiferencia, que es un nombre elegante para la ignorancia.” (G. K. Chesterton)
Vigesimooctavo día de la cuarentena, el avance del
covid19 continúa un poco más lento pero sigue haciéndonos polvo, al final tal
vez ganemos esta guerra pero a día de hoy hemos perdido 16353 batallas que
sepamos.
Hoy ha sido un día con unas características especiales,
este
es el único día del año en que la Iglesia hace silencio, no
hay propiamente un culto litúrgico oficial, ha sido un día de meditación y de
silencio, se reza en silencio para profundizar y contemplar lo que nos espera
mañana.
Pero
esta noche es diferente, se fusiona, litúrgicamente hablando, con el domingo de
resurrección mediante la solemne Vigilia Pascual, la "Madre de todas las
vigilias", es la fiesta más grande del año para un católico.
Hay mucha gente que no cree en la otra vida, que no cree
en Dios, que no tiene más vida que ésta y no consigue llenar sus ansias de
felicidad y de infinito. Aunque crea en la ciencia o en el progreso, no podrá
encontrar un sentido a su vida más allá de la muerte. Pero tanto para los que
creemos como para los que no creen el problema es que no amemos a los demás,
que pasemos de largo junto a quien esté solo, amargado, excluido, pobre,
marginado, que busquemos satisfacer nuestro egoísmo a costa de lo que sea, que
nos cerremos a la solidaridad.
Los que creemos tenemos que anunciar a todos los que no
creen, que Dios los ama con amor de Padre y que los espera para premiarles el
amor que tienen a los demás, a los pobres, a los excluidos, a los enfermos, a
los contrarios…
A estas horas ya estamos en tiempo pascual, el tiempo en
el que cada año los cristianos celebramos la resurrección de Cristo. No se
trata de rememorar un suceso del pasado, pues si Cristo ha resucitado ya no
muere más y vive para siempre para salvarnos.
Buenas Noches.
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