viernes, 13 de julio de 2018

Viernes 13 de julio de 2018.

“¿Puedes devolver la vida? Entonces no te apresures a dispensar la muerte, pues ni el más sabio conoce el fin de todos los caminos.” (J.R.R. Tolkien)


Ya se, que pensáis que ayer me pase con lo del perdón, que tal vez exagere, pero probad y veréis.  No es fácil.
Pero, no quisiera continuar hoy con ese tema, pues hace días que estoy mirando el tema de las primarias en los partidos políticos, estoy seguro que sabréis que las esta celebrando el PP.
Como no he votado y tampoco lo voy a hacer como compromisario en el congreso de PP, tampoco lo hice en las de PSOE, tengo un poco más de libertad para escribir sobre el tema aunque también es verdad que por eso mismo mi opinión carece de todo valor.
Si perteneciera a un partido político me gustaría que tuviera primarias pues siempre tendría una información más completa sobre sus ideas, sus valores, creencias y formas de entender la sociedad, siempre que realmente se abra un debate profundo sobre ideas y proyectos.
Lo que yo veo es que se pueden hacer unas primarias de primera o primarias de segunda. Para mi son “de segunda” cuando no hay debate real ni público, cuando no se invita a elegir entre distintos programas y modelos. Las primarias serian “de primera” cuando hay transparencia y maduramos para que la diversidad ideológica y de estilos dentro de un partido puedan convivir y crear juntos un gran proyecto.
Y esto es importante en un país tan tendente a la polarización como España, eso nos llevaría a otro escenario de diálogos y cooperación entre personas y grupos de distintas ideologías y creencias.
Yo entiendo que cuando las primarias no son “de primera”, el poder y los clientelismos siguen dominando el escenario político. Lo que se calla nos envenena. Las primarias de primera nos llevan a una mejora de la calidad democrática.
Ya se que hay miedo a que las primarias a corazón abierto generen divisiones, expongan las vulnerabilidades de la organización, generen heridas entre corrientes del partido, extiendan la confusión.
Pero, no podemos seguir con un concepto infantil de la ciudadanía, ni sospechar todo el tiempo de su capacidad de discernimiento. La deliberación pública es un asunto de costumbres. Las primeras experiencias de primarias en un partido siempre generaran aspectos negativos, pero cuando la gente se acostumbra a que en un mismo partido conviven diferentes sensibilidades, la diversidad de proyectos deja de ser novedad y se convierte en interés. La única opción es profundizar en la cultura de primarias. No hay que tener miedo a la transparencia. Por eso es importante que el PP implemente un buen modelo.
Como no voy a votar, mañana daré mi opinión sobre los dos candidatos, haré un poco de política ficción.

Feliz y Dulce Día.

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