“¿Puedes devolver la vida? Entonces no te apresures a dispensar la
muerte, pues ni el más sabio conoce el fin de todos los caminos.” (J.R.R. Tolkien)
Ya se, que pensáis que ayer me
pase con lo del perdón, que tal vez exagere, pero probad y veréis. No es fácil.
Pero, no quisiera continuar
hoy con ese tema, pues hace días que estoy mirando el tema de las primarias en
los partidos políticos, estoy seguro que sabréis que las esta celebrando el PP.
Como no he votado y tampoco lo
voy a hacer como compromisario en el congreso de PP, tampoco lo hice en las de
PSOE, tengo un poco más de libertad para escribir sobre el tema aunque también
es verdad que por eso mismo mi opinión carece de todo valor.
Si perteneciera a un partido político
me gustaría que tuviera primarias pues siempre tendría una información más
completa sobre sus ideas, sus valores, creencias y formas de entender la sociedad,
siempre que realmente se abra un debate profundo sobre ideas y proyectos.
Lo que yo veo es que se pueden
hacer unas primarias de primera o primarias de segunda. Para mi son “de
segunda” cuando no hay debate real ni público, cuando no se invita a elegir
entre distintos programas y modelos. Las primarias serian “de primera” cuando
hay transparencia y maduramos para que la diversidad ideológica y de estilos
dentro de un partido puedan convivir y crear juntos un gran proyecto.
Y esto es importante en un
país tan tendente a la polarización como España, eso nos llevaría a otro escenario
de diálogos y cooperación entre personas y grupos de distintas ideologías y
creencias.
Yo entiendo que cuando las
primarias no son “de primera”, el poder y los clientelismos siguen dominando el
escenario político. Lo que se calla nos envenena. Las primarias de primera nos
llevan a una mejora de la calidad democrática.
Ya se que hay miedo a que las
primarias a corazón abierto generen divisiones, expongan las vulnerabilidades
de la organización, generen heridas entre corrientes del partido, extiendan la
confusión.
Pero, no podemos seguir con un
concepto infantil de la ciudadanía, ni sospechar todo el tiempo de su capacidad
de discernimiento. La deliberación pública es un asunto de costumbres. Las
primeras experiencias de primarias en un partido siempre generaran aspectos
negativos, pero cuando la gente se acostumbra a que en un mismo partido
conviven diferentes sensibilidades, la diversidad de proyectos deja de ser
novedad y se convierte en interés. La única opción es profundizar en la cultura
de primarias. No hay que tener miedo a la transparencia. Por eso es importante
que el PP implemente un buen modelo.
Como no voy a votar, mañana
daré mi opinión sobre los dos candidatos, haré un poco de política ficción.
Feliz y Dulce Día.
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