martes, 31 de julio de 2018

Martes 31 de julio de 2018.

“¿Puedes devolver la vida? Entonces no te apresures a dispensar la muerte, pues ni el más sabio conoce el fin de todos los caminos.” (J.R.R. Tolkien)



Como todo parece indicar que se nos acercan unos días de un intenso calor, voy a ir preparando en ambiente, empezare por calentarlo con algún tema bastante candente. He encontrado muchas cuestiones para la controversia que me pueden servir.   
He estado estos días averiguando, buscando, los derechos de quién están protegidos en nuestra sociedad, y me he encontrado que tenemos un grave dilema: ¿Cómo hace nuestra sociedad para actuar de mediadora entre los intereses enfrentados de diversas personas?
Hay mucha retórica en nuestro mundo moderno sobre la protección de los derechos humanos e incluso de la libertad de las personas, pero ¿qué sucede si una persona o grupo desea hacer algo que se opone directamente a los valores o intereses de otras personas?  ¿Cómo decide la sociedad quién "está en lo cierto" o qué "libertad de elección" va a proteger?
Interesantes preguntas, veamos algunos ejemplos de debates morales que se presentan en la actualidad: ¿Tiene derecho a vivir un bebé que está en el vientre de su madre?  ¿Tiene una madre el derecho de abortar a su bebé?  ¿Tiene derecho el dueño de una empresa a decir públicamente que él cree que el matrimonio es entre un hombre y una mujer?  ¿Tiene derecho una persona homosexual de la comunidad a ser protegida de las manifestaciones públicas que él o ella consideran como "incitación al odio"?  ¿Tienen derecho las mujeres a recibir anticonceptivos por medio de la Seguridad Social, incluso si trabajan para la Iglesia Católica?  ¿Tiene la Iglesia el derecho de ceñirse a sus enseñanzas morales y de no repartir anticonceptivos a sus empleados?
¿Cómo determina una sociedad como la nuestra qué libertad de elección va a salvaguardar y cuál va a coartar? En una cultura que no tiene referencia al bien común, que no tiene una visión compartida sobre lo que es una buena vida para el hombre, estas preguntas no se resuelven de manera justa.
Estos temas continúan debatiéndose y están a disposición de cualquiera de nosotros. Los grupos se organizan para protestar.  Los estrategas intentan influenciar la opinión pública.  Se asumen compromisos y algunos deberán renunciar a más cosas que otros.  Sin embargo, hay algo claro en el proceso: no se protegen los "derechos" de todos.  Al final, la mera determinación sobre qué son los derechos humanos y qué derechos y de quién se protegen, es algo completamente arbitrario.

Feliz y Dulce Día.

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