“¿Puedes devolver la vida? Entonces no te apresures a dispensar la
muerte, pues ni el más sabio conoce el fin de todos los caminos.” (J.R.R. Tolkien)
Acabo de leer el whatsapp de
ayer y me he dado cuenta de que no esta completo, le faltan muchas cosas por
aclarar. Así que como han cerrado las pistas de atletismo hasta septiembre pues
están plantando césped, y no puedo realizar mi entrenamiento matutino tengo un
poco más de tiempo para el whatsapp.
O sea que voy a meter un poco
más de “rollo”, cogiendo el hilo del “Buenos Días” de ayer, vemos que el hombre
de hoy entendiendo por tal el adulto que alumbra la cultura contemporánea, ese
que ha dado en llamarse el homo ciberneticus es más técnico, pero no más sabio
y por eso la sociedad que ha construido es más sofisticada pero no más humana,
es más igualitaria pero menos fraterna, está multiconectada pero anda en ayunas
de virtudes morales.
Vamos a echar un vistazo,
ahora que tenemos tiempo, a algunos de esos errores de bulto que convergen en
este prejuicio, siempre nuevo para cada generación, es decir, tan viejo como el
hombre.
Voy a empezar por un error de
base y se refiere a la noción de tiempo. Si pensáis que el tiempo puede ser
causa de algo es una cosa parecida a pensar que los termómetros son los que
causan el calor o del frío. El tiempo no puede ser causa porque no es un agente
de nada pues no tiene capacidad de acción, no es un fin al que pueda tender
ningún acto, ni constituye la materia ni la forma de nada; no es un principio
de ninguna rama del saber, ni un instrumento, ni un fenómeno. El tiempo no es
nada de todo eso porque el tiempo no es, no tiene ser. El tiempo no es, ni
está, ni pasa, ni corre, ni huye, ni dura, ni hace nada de todas esas acciones
que figuradamente le atribuimos.
Lo que llamamos tiempo es un
invento humano a partir de las cosas creadas (como todos los inventos), en este
caso un invento para medir la permanencia de los seres en este mundo, en tanto
que esta es medible porque hay nacimiento y muerte. Si no hubiera principio y
fin, no habría tiempo, que es lo que ocurre con la eternidad.
¿Cómo se mide esa permanencia?
Aplicando un patrón de medida, que son los dos movimientos de la Tierra con
relación al Sol, de donde proceden las dos unidades fundamentales de medida, el
año y el día, siendo las demás unidades múltiplos y divisores de estas dos
fundamentales (décadas, siglos…, horas, minutos, segundos). Si esta es la
condición del tiempo, difícilmente puede considerársele motor de cambio o de
progreso alguno.
¿Vamos bien? Pues me voy al
paseo a tomarme un cortado.
Feliz y Dulce Día.
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