sábado, 28 de julio de 2018

Sábado 28 de julio de 2018.

“¿Puedes devolver la vida? Entonces no te apresures a dispensar la muerte, pues ni el más sabio conoce el fin de todos los caminos.” (J.R.R. Tolkien)


Buena noche la de ayer para reflexionar, estuve un largo rato observando la luna y como fue cambiando de color, y me dio por pensar que como humanos, tenemos la capacidad de conocer cosas que tienen características sensoriales: color, sonido, forma, movimiento, etc., y eso es todo. Sin embargo, elementos como lo correcto y lo incorrecto o lo bueno y lo malo no tienen estas características.
Podemos saber que el asesinato es sangriento dado que podemos ver la sangre y analizarla. No obstante, no podemos advertir que el asesinato es incorrecto por un tema de color ni por cuánto pesa ni por un análisis químico.
Y es a partir de aquí donde surgen las preguntas; si podemos conocer lo que es correcto o incorrecto, lo que es bueno o malo, ¿por qué hay tan poco consenso acerca de estos temas? ¿Por qué algunas personas sostienen que el aborto está mal en tanto que otras dicen que está absolutamente bien? ¿Por qué algunas personas afirman que los animales tienen derechos mientras que otras dicen que eso no tiene ningún sentido? ¿Por qué algunos condenan al terrorismo yihadista en tanto otros mantienen que cortar gargantas cristianas es un deber religioso? Etcétera.
Y aquí empieza mi problema, pues aquellos que creemos que sí existe algo así como el conocimiento moral nos afligimos al enterarnos que hay muchas personas que son escépticos morales. Porque, ¿no es lógico que esto los lleve a la conducta inmoral? Si no pudiéramos saber que X es correcto o incorrecto, ¿no nos sentiríamos libres de hacer X aun si es extremadamente malvado?
Se me dice; “no te preocupes”, pero si las convicciones morales no están basadas en el conocimiento, lo deben estar en los sentimientos ya que no hay una tercera posibilidad. Sin embargo, ¿qué sentimientos? Y entonces se me contesta, los de compasión; los humanos somos animales compasivos por naturaleza. Nos duele ver sufrir a otras personas o animales. Queremos aliviar su dolor, obstaculizar sus causas; y si el origen resulta ser otro ser humano, deseamos impedir la acción de este último.
Se llega entonces a la conclusión que si mi moralidad está basada en la compasión, seré una buena persona. No solo me abstendré de infligir sufrimiento, sino que aliviaré el de los otros. Estaré del lado de las víctimas, el de los desamparados.
¿Cómo podría una persona compasiva no defenderlos?
Si la moralidad se debe basar en el sentimiento, ¿por qué tiene que ser la compasión? ¿Por qué no puede ser, por ejemplo, el enojo o la paranoia? ¿Por qué no puede ser el odio a los judíos o a los negros o a los extranjeros ilegales o a las personas pobres o a los capitalistas o a los sacerdotes o a las personas con quienes se tienen desacuerdos filosóficos? Si una muchedumbre enojada me ve a mí sufrir, ¿estáis seguros de que reaccionará de manera compasiva? Durante la Alemania de Hitler, la Rusia de Stalin o la Revolución Francesa, ¿cuánta compasión sintió la multitud de espectadores mientras veían rodar las cabezas de sus compatriotas?
Nada puede ser más peligroso que creer que la naturaleza humana es buena en esencia.

Feliz y Dulce Día.

No hay comentarios: