Miércoles 7 de Marzo de 2018.
“En un mundo superior puede ser de otra manera, pero aquí abajo, vivir
es cambiar y ser perfecto es haber cambiado muchas veces”. J.H.N.
Muchas preguntas las que deje
ayer sin contestación y a las que poco a poco iremos buscando y dando respuestas
pues al fin y al cabo ahí esta una parte importante del sentido de nuestra
vida.
Pero hoy no quería coger esa
senda, en mi balcón me encuentro con 12,1 grados y por lo que puedo ver un buen
día.
Si lo pensáis un poco veréis
que buscar y dar respuestas nos lleva, si queremos ser justos, a buscar la
verdad y responder con la verdad, y esto es un problema en este mundo que nos
ha tocado vivir, pues de entre las innumerables líneas
divisorias que pueden separar a los hombres que vivimos en este mundo, hay una
línea que merece ser destacada, es la línea que separa a los que buscan la
verdad de los que se niegan a hacerlo.
Como criterio de separación de unos hombres
respecto de otros, la línea es válida por algunos motivos baste con señalar que
la verdad es lo que nos hace libres y la libertad es la vocación común de todos
los hombres.
Pero claro, aquí es donde me encuentro ante
preguntas de los que no buscan la verdad. ¿La verdad, qué verdad? Tú tendrás la
tuya que no tiene nada que ver con la mía. ¿O me vas a imponer lo que tú dices
que es verdad?
Este es el panorama. Aquí andamos, un poco -o un mucho-
perdidos en medio de un mundo que nos resulta ya cansino, en el que se nos hace
cada vez más fatigoso movernos, viendo cómo los no buscadores avanzan a zancadas,
a favor del viento, mientras que a los buscadores nos cuesta trabajo no ya
avanzar sino mantenernos en nuestra búsqueda.
Un mundo que ni nos entiende ni quiere entendernos.
Y aquí estamos, preguntándonos qué se puede hacer, si es que se puede hacer
algo más que quedarnos recluidos en la burbuja de nuestras convicciones
personales. En un mundo así no cabe el optimismo, ni confianza en nuestros
líderes, ni siquiera en los esquemas sociales, políticos y económicos que nos
hemos dado a nosotros mismos.
Decía que nos hemos quedado sin confianza. ¿Cómo vamos
a tenerla, si con esos esquemas y con esos dirigentes hemos dado a luz este
mundo enemigo de la verdad que tanto buscamos? En un mundo así no hay sitio
para el optimismo, pero sí cabe la esperanza.
En fin, siempre preguntas por responder.
Feliz y Dulce Día.
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