miércoles, 28 de marzo de 2018

Miércoles 28 de Marzo de 2018.

Miércoles 28 de Marzo de 2018.


¡Buenos días! Dijo Bilbo. ¿Qué quieres decir? Preguntó Gandalf, ¿Me deseas un buen día, o quieres decir que es un buen día, lo quiera yo o no; o que hoy te sientes bien; o que es un día en que conviene ser bueno? -Todo eso a la vez- dijo Bilbo.  (El Hobbit, J.R.R. Tolkien) 
Muy bien, ya estamos metidos de lleno en plena Semana Santa, ayer por la noche ya paso por mi casa la primera procesión, la Verónica iba de camino hacia el Ecce-Homo.
Dos mil años de cristianismo, para ser exactos 2018, no han sido un suceso infructuoso en esta tierra nuestra. Incluso los que desearían liberarse de ellos se ven felizmente imposibilitados por todo un entorno cultural en el que desde nuestros esquemas mentales hasta el mundo de los valores, pasando por cualquier manifestación del arte, están afectados por una forma de ser que ha cristalizado en una buena parte de eso que hemos venido a llamar civilización occidental. 
He llamado feliz a esa casi imposibilidad porque contiene una riqueza de tal calibre que, aun sin considerar que el cristianismo es sobre todo un camino de salvación, nos debe dignificar y liberar. 
En formas diferentes y con valores distintos, las muchas manifestaciones populares a las que da lugar la Semana Santa guardan un trasfondo cultural, artístico y humano que no son sino expresiones, más o menos atinadas, del hondo misterio que celebran. 
A veces vemos como se protegen como un bien cultural; en ocasiones, se les cuida porque aportan el dinero del turismo. Pero muchos siguen viendo en esas manifestaciones sobre todo una expresión de la fe que vivimos. 
Las representaciones de la Pasión de Cristo, las procesiones, el canto, los silencios y las celebraciones litúrgicas, más especialmente, encierran fe y teología más que suficiente para acercarnos al misterio profundo de la Pasión, o lo que es lo mismo al cristianismo. 
Quizá el sonido de una banda de cornetas y tambores, el lento desfile de los pasos y hasta el redoble de un tambor deberían servir en la mayoría de los casos -yo espero que así sea- para algo más que la admiración provocada por su belleza. Esa belleza no estorba, todo lo contrario, pero hay que encontrar en ella el vehículo que nos lleve a reflexionar y comprender lo que debemos hacer para ser mejores personas. 
En fin, estamos de lleno en Semana Santa y lo estamos con una excelente temperatura, 18,3 grados en mi balcón, y con un día que se nos promete extraordinario; disfrutémoslo.
Feliz y Dulce Día.

No hay comentarios: