“Dicen que los viajes ensanchan las ideas, pero para esto hay que tener ideas”. (G. K. Chesterton)
Día 25 del viaje a Roma. Peillon --- Ventimiglia.
Miercoles 23 de abril de 2025.
Distancia: 43 km.
Desnivel positivo: 628 m.
Velocidad media: 12,2 km/h.
Es la segunda vez que entro en Italia en bicicleta, he realizado algunos viajes recorriendo el trayecto desde Roma a Venecia y desde Milán también a Venecia, pero nos desplazábamos hasta aquí en coche y con las bicicletas en el techo.
La ultima vez que entre en dirección a Venecia desde casa lo hice por la parte central de los Alpes, por Turín, ahora en dirección a Roma lo hago por la costa, pero los Alpes continúan siendo una barrera que hay que cruzar, y cuesta, aunque se traté de los marítimos.
Al final las montañas, que son lo que más entusiasma a los ciclistas es también lo que más odiamos, es un amor-odio bastante curioso.
Lo que tengo claro es que las grandes vistas y los bellos paisajes se encuentran cuando la vista es capaz de correr hasta el horizonte y en su camino encuentra una variedad de perspectivas capaces que asombrarnos, un horizonte plano no tiene esa profundidad.
De ahí esa necesidad de educar la delicadeza y el buen gusto para detectar belleza, que por otra parte se encuentra en muchísimas partes. Captar el alma de las cosas sencillas que nos salen al encuentro cada día y después de cada curva es importante para disfrutar de cada panorama. La sencillez es un arte que permite disfrutar de lo bello y armonioso. Sin estridencias ni complicaciones retorcidas… Sencillez es belleza.
Decía el genial G. K. Chesterton. “Hay algo que da esplendor a cuanto existe, y es la ilusión de encontrar algo a la vuelta de la esquina”… “Cada cosa tiene un sello divino, y quien lo descubre es feliz y da gracias al Creador”.
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