“Dicen que los viajes ensanchan las ideas, pero para esto hay que tener ideas”. (G. K. Chesterton)
Día 18 del viaje a Roma. La Gran Motte --- Arles.
Miércoles 16 de abril de 2025
Distancia: 68,8 km.
Desnivel positivo: 120 m.
Velocidad media: 15,6 km/h.
Vamos avanzando, cada vez y casi sin darnos cuenta, Roma está más cerca. El término cerca es sencillo de describir, así como el de lejos pues las distancias son fácilmente medibles. Es fácil distinguirlos: “ahora estoy cerca,… ¡¡¡y ahora estoy lejos!!!” Cuando hablo de cercanía, cuando hablo de lejanía, me tomo a mi como referencia por lo general.
Sin embargo cuando esas palabras tan comunes y fáciles de entender cuando se trata de metros o kilómetros, son más complejas cuando me quiero referir a la distancia entre un tú y un yo, entre nosotros y vosotros, entre personas del Norte y el Sur. No hay duda que nos encontramos con que las cosas no están tan claras entre lo que podemos encontrar en un diccionario y el día a día de nuestras relaciones.
Y es que si lo pienso, me sorprendo al ver lo cerca que me siento de aquello que, a cientos de kilómetros me tiene seducido del corazón,… Entonces puedo pensar que no está lejos lo que no está al alcance de la mano, sino lo que no está al alcance de la voluntad, deseo. Puedo sentirme lejos de mí mismo, aunque no pueda evitarme; puedo sentirme lejos de los demás, aunque nos rocemos.
Puedo también entender la lejanía como indiferencia, frialdad, negación… Me aleja el miedo, la pereza, la desconfianza,… Me acerca el cariño. Me alegra la cercanía de las cartas, de las historias contadas con pasión, del recuerdo en la distancia y del deseo de encontrarse.
En fin, alegrémonos de esa contradicción…
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