jueves, 3 de abril de 2025

Día 5 de viaje a Roma. Vinaros --- Ampolla.

  Día 5 de viaje a Roma. Vinaros ---  Ampolla. 


Distancia: 62 km. 

Desnivel positivo: 319 m. 

Velocidad media: 14,3 km/h 

    Día de mucho viento y, cuando digo esto ya supondréis que se trata de viento en contra, pues si, un poco lateral pero prácticamente de frente. 

    Ya sabéis que el peor enemigo del ciclista es el viento y más cuando las alforjas no ayudan para nada en mejorar la aerodinámica, aunque cuando sopla fuerte por un lateral es más peligroso, pero con paciencia y poco a poco hemos llegado al camping. 

    Una lástima, pues había elegido recorrer el delta del Ebro y lo tendré que intentaren en el camino de vuelta, si hace mejor tiempo. 

    El problema no es que hoy este haciendo mucho viento sino que mañana va a seguir igual, en fin, lo soportaremos. 

     Si hay algo que me ha estado dando vueltas toda la mañana son esos pinos inclinados que hay en muchas playas y que llevan años desafiando al viento, han crecido, inclinados, pero han seguido y siguen adelante.

    Estamos de acuerdo en que lo esperable es que un árbol crezca en vertical, erguido, dirigiendo su copa hacia el cielo. Pero no siempre es así: por lo visto, los vientos cuando son fuertes y constantes, hacen que muchos pinos no sobrevivían a esas condiciones, pero sin embargo algunos sí que lo hacen. Encuentran la manera de crecer cediendo ante el viento. Esas imágenes son hermosas e inquietantes al mismo tiempo, pues desafían las leyes de la naturaleza.  A modo de parábola surrealista, ha doblado el tronco y extiende sus ramas en horizontal, para seguir al viento.  «¡No me derribaréis!» parecen decir.             Aunque deformados, han hallado la forma de subsistir. 

    Lo interpreto como  un ejemplo de resiliencia.  Es una prueba material de que, a pesar de cómo sean las circunstancias,  debemos luchar por sobrevivir.

    La RAE define la resiliencia como la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente o circunstancia adversa. También como la capacidad de un material para recuperar su estado inicial cuando ha cesado dicha perturbación. A mi juicio, son dos  definiciones un tanto contradictorias. 

    En todo caso, todos deberíamos seguir el ejemplo de esos pinos: las circunstancias de la vida nos empujan y presionan de mil maneras diferentes. Intentan derribarnos, vencernos y hundirnos. A veces con tanto ímpetu que no podemos volver a nuestro estado inicial. La vida, sí, nos impone la certeza de que no hay marcha atrás. Nunca volveremos a ser la misma persona que fuimos, ni regresaremos al punto de origen de nuestra existencia. Pero podemos tratar de  enfrentarnos a la realidad, por dura que sea, para adaptarnos  a las circunstancias, como hacen los pinos que nos encontramos muchas veces en nuestro litoral.

    https://www.instagram.com/vicent1956/?hl=esv 


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