“Dicen que los viajes ensanchan las ideas, pero para esto hay que tener ideas”. (G. K. Chesterton)
Día 9 del viaje a Roma. Canet de Mar --- Gerona.Distancia: 69 km.
Desnivel positivo: 548 m.
Velocidad media: 15’5 km/h
Primer día y como era de esperar he superado los 500 metros positivos, estoy muy cerca de los Pirineos y eso se tiene que notar.
Todos tenemos líneas que nos hemos marcado y esos 500 metros son la primera en lo que se refiere a desniveles, después ya va de 250 en 250 metros. Espero no superar la línea roja de los 1000 metros en todo el viaje, aunque los Alpes marítimos pueden llegar a ser muchos Alpes.
Desde que puedo saber el desnivel positivo de cada día lo tengo en cuenta para recuperarme, si no supero los 500 metros no realizo nada especial. Si los supero no es que me pase la tarde acostado sino que pongo un poco más de interés en hidratarme, hacer unos pocos estiramientos y sobre todo irme a dormir pronto.
Según vas haciendo años es importante poner más interés en nuestra recuperación después de un esfuerzo. En los últimos viajes la recuperación de cada día es una parte muy importante. Por ello sentía una cierta desazón cuando, hacia los planes para este viaje a Roma, en ciertos momentos la ilusión comenzaba a quedar atrás o simplemente no me acompañaba cuando miraba los perfiles y las distancias de cada día, mi estrategia en esos momentos era la de siempre: estar inmerso en toda la preparación para no pensar en esa depresión que se insinuaba.
Era consciente de que iba perdiendo energías y de que, quisiera o no, debía comenzar a reconocer los límites del paso de los años. Con todo, me esforzaba por ser fiel a todas mis ideas de como debe ser un viaje en bicicleta, aun cuando algo me decía, que no estaba siendo capaz de preparar ese viaje como verdaderamente me gustaría.
Mi intención por cumplir todo lo que considero que debe formar parte de un viaje, por muy buena que fuera, me absorbía de tal manera que no lograba descubrir unas nuevas actitudes para afrontarlo. A veces hay que parar de organizar y escucharse, pasar unos días pensando en como afrontar el viaje.
Al cabo de unos días me di cuenta de que existe una diferencia entre el tiempo psicológico, ese que repartimos en días, horas, minutos, y el tiempo real que existe en mi.
Decidí que abandonaría todo lo que tenía preparado, comenzaría de nuevo; con más días de viaje, menos kilómetros diarios, más recuperación y más tiempo para disfrutar de las cosas tan grandiosas o sutilmente bellas que hay en cualquier lugar, que me pertenecen, que han sido hechas para mi.
Sigo haciendo planes, proyectos y viajes, me esfuerzo en realizarlos con humana ilusión, pero evitando esa zozobra y precipitación que impide disfrutar del momento presente.
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