¡¡¡Muy buenos días, amigos!!!
Esta
amaneciendo y al igual que el sol que está haciendo esfuerzos por liberarse de
unas cuantas nubes, así yo también estoy intentando librarme de esa modorra que
me acompaña todas las madrugadas y que solo con la ayuda de un café consigo
quitarme de encima.
Así
que mientras la cafetera empieza a hacer su trabajo voy pensando que le podría
decir hoy a ese yo de hace dos décadas, si es que eso fuera posible, y, es que
siempre hay algo que decirle, han pasado tantas cosas que siempre hay un
comentario que hacer.
Hoy
me gustaría decirle que sea transigente, que todo tiene un porqué, cada cambio
de opinión tiene un motivo. No tiene que intentar tenerlo todo bajo control
pues no todo va a depender de él. Tiene que olvidarse de las cosas perfectas y
no quiero que entienda con esto que se olvide de ir alimentando esa inquietud por
hacer las cosas bien con la que se despierta cada mañana, ni que reniegue de
buscar una cierta excelencia en las cosas, sino más bien que no cometa el error
de la perfección ya que puede quedar atrapado por ella y darle más importancia
al “Yo” y dejar de lado al “Otro”.
Me gustaría
que eligiese y que entendiese ante eso la complejidad que tiene la vida, lo débiles
que somos ante ella y la belleza que rodea a todo lo imperfecto.
Nos
basta con salir a la calle para ver la vida desde multitud de ángulos y,
comprobar cómo nos bombardean continuamente con ideas de plenitud. Se nos crean
necesidades, pero no para que mejoremos, sino para que seamos perfectos, solo se
nos muestra la cara bonita de nuestros ídolos. Sin embargo, esas personas
perfectas que nos muestran sus preocupaciones ni sus dudas.
Cuando
miro mi vida me doy cuenta de que poco tiene que ver con la de los anuncios publicitarios.
Me gustaría tener un cuerpo 10 o no tener la vista cansada… De hecho, me gustaría
tenerlo todo a la vez. Pero resulta, lo tengo que decir, la perfección no
existe, y lo que es aún peor: pasa con todo. Por mucho que lo haya intentado
nunca he conseguido ser tan extrovertido cómo me gustaría, ni tan divertido y alegre
como los que me rodean se merecen.
Cuando
éramos jóvenes se nos decía que se podía ser lo que quisiéramos, y yo hubiera
dado muchas cosas para ser perfecto… pero no se puede. Ahora dentro de unos meses
debo cambiar a la nueva versión de Windows 11, pues la 10 ya no va recibir actualizaciones,
pero debo saber que la 11 tampoco va a ser perfecta y que dentro de unos pocos
años saldrá una mejor y es verdad que puedo quedarme atrasado pero debo actualizarme.
En
nuestra vida nos sucede algo parecido que, con nuestro sistema operativo,
podemos quedarnos atrasados o ir avanzando, sabiendo de que iremos de fracaso
en fracaso hasta el éxito final.
Espero
que podamos disfrutar de la vida con la misma alegría que sentimos tras
conseguir algo por lo que hemos luchado, sabiendo de que nunca fuimos perfectos,
pero siempre buscando la mejor versión de nosotros.
En
fin, ahora en mi balón una temperatura de 13 grados y una humedad del 45%,
bien, sobre todo porque veo ahora que el sol no tendrá muchos problemas para
lucir cómo solo él sabe hacerlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario