Muy
buenos días.
Antes de que se pase: La ¡ENHORABUENA! Por tu cumpleaños, Carlos.
Creo recordar
que ahora vamos a entrar en unos días en que están felicitaciones se van a repetir,
no recuerdo con exactitud para quienes, pero personas hay que están al día en
estas celebraciones. Vaya por delante mis felicitaciones.
Yo al
menos no he sido uno de esos típicos románticos que quieren morir jóvenes y me
alegro de no haber tenido nunca esas ideas.
Y es
que me da rabia que esta misma sociedad que esta haciendo todo lo posible por
alargar la esperanza de vida es la misma que nos condena. Al tiempo que nos
vanagloriamos de la longevidad como logro social proclamamos el “aprovecha el
día” como un objetivo a cumplir lo que nos hace quedarnos aparte, pues en
ningún lugar se aprecia nuestra sabiduría y experiencia.
Es la
contradicción de poner el acento en hacer miles de cosas y nos olvidamos de que
ahora cuando ya somos mayores pesa más lo que somos que lo que podemos hacer.
Es la triste paradoja de valorar más el cuerpo y menos a las personas.
No sé
cuánto duraremos cada uno de nosotros, pero la vida no se mide solo en
años. Más allá del tiempo que tengamos la suerte de vivir, nos lo jugamos en el
sentido que le queramos dar a nuestra existencia. Por mucho que nuestra cultura
nos lo recuerde día tras día el entretenimiento, la salud, el éxito o la buena
gastronomía no son estas las puertas de la felicidad si las seguimos poniendo
en el puñetero centro.
Quizás
es todo más sencillo y pasa por vivir cada instante en clave de estar a gusto
con las personas que nos rodean y desde allí dar sentido a toda nuestra vida,
ya cumplamos 69, 70 o 103 primaveras.
En
fin, ahora en mi balcón, unos 12,3 grados y una humedad del 79%, pues bien,
intentaré a pesar de todo que hoy sea un buen día.
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