¡Muy buenos días, amigos!
Después
del importante y más que interesante día de ayer, ahora toca continuar, y
anoche decidí ponerme en forma y me propuse hacer todos los días un poco de
gimnasia de Paz y Amor. A ver, no os confundáis y penséis que me refiero a otros
asuntos, cómo salir a la calle con una pancarta, sin ir más lejos. Podrá ser
más efectivo, pero no es eso a lo que me refiero.
En
fin, acabo de levantarme y voy a comenzar.
Voy a
comenzar vistiéndome con la mejor de mis sonrisas. Es fácil que no estéis
enterados pero los que practicamos algún deporte sabemos que el calentamiento y
los estiramientos son fundamentales. Por eso, delante del espejo he intentado sonreír
y de paso hacer sonreír a ese yo de hace dos décadas. Y así he comenzado el
día.
Con
mi sonrisa puesta me voy a la sala de estar, y mientras arranca el ordenador
continuo con los estiramientos, doy unos “buenos días” a todos los grupos y
amigos de whatsapp. Bien. Algunos me responden rápidamente y otros lo harán
durante la mañana.
Y
ahora, me dirijo a ver que pasa en el mundo, a empezar de verdad la gimnasia.
En la
primera web me encuentro con esas noticias tristes y antipáticas que intentan
hacernos la vida imposible, por un momento mi sonrisa se congela, pero
inmediatamente la rescato del frío y con toda la buena voluntad de la que soy
capaz, pienso que mi vida es más de lo que puedo leer en las noticias.
Y así,
he comenzado este día, alegre, sonriendo. Sé que en algún momento me va a
costar, y mucho, mantener la sonrisa, pero al igual que cuando realizo
abdominales, es cuestión de tener la esperanza de que todo pasa y terminare con
unos abdominales en forma.
En
fin, ahora en mi balcón, una fría temperatura de 12,3 grados y una humedad del 51%,
con cielo que adivino despejado, muy bien. En cuanto el sol empiece su trabajo,
va a ser un buen día, incluso me va a sonreír.
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