Comenzamos una semana, una más, ya no sé cuántas van de este 2025 pero ya se me ha pasado la sensación de algo nuevo, de estar estrenando una nueva vida con el cambio del año, todo eso ya se me ha terminado, ya mi vida funciona a ritmo de crucero.
Aunque
decir a “ritmo de crucero” no es aclarar mucho las cosas, parece entenderse que
voy a una velocidad constante y segura, pero la vida tiene muchos ritmos en los
cuales siempre es aconsejable ir seguro y a una velocidad controlable.
Lo
normal debería de ser que supiera distinguirlos. Si estuviera enfermo, viviría a
un ritmo; si estoy viajando, descubriré otro distinto; si estoy apenado o
triste, llevaré otro; y otro distinto cuando me siento enamorado.
Nuestro
estado marca el ritmo y nos tenemos que adaptar a él, es como bailar y, si nos
cambian la canción pues adaptamos nuestro movimiento. Lo que sucede es que cada
uno de nosotros ante una misma realidad podemos escuchar distintas músicas,
unos ante el amor escuchan un rock and roll, y para otros tal vez escuchen un
pasodoble. Pero escuchen lo música que escuchen, bailan.
¿Qué
música vamos a escuchar hoy? No importa, lo importante es bailarla. Tal vez nos
pueda ayudar cogerse de la mano o de la cintura y dejarse llevar, sea cual sea
la música que se escuche.
Lo
que no escucho, sino que veo es la temperatura en mi balcón, que ahora es de 13,8
grados con una humedad del 73%, pues eso, a bailar a ritmo de crucero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario