“Hay un motivo para usar algunas cosas y un motivo para destruirlas. Pero no lo hay para la moda actual de preservarlas y destruir su uso.” (G. K. Chesterton)
¡¡¡Buenos días!!!
Existe una inquietud dentro de cada uno
de nosotros que nos mantiene continuamente expectantes. Siempre he sentido
esto, en esta vida te das cuenta con el paso de los años de que todo lo que
alcanzamos es insuficiente, falta algo.
Esa inquietud que no nos deja encajar
tranquilamente en el ritmo de las cosas y que no nos deja estar plenamente en el
momento presente porque quisiera estar en todas partes al mismo tiempo es, a
fin de cuentas, nuestro mayor atributo.
Se trata de esa casi certeza de que lo
mejor está por venir, como si supiéramos que hemos conocido algo mejor y
estamos continuamente intentando volver allí. ¿Como intuir que existe algo
mejor si no lo hemos conocido? ¿No es posible que nuestra Alma sí que lo haya
conocido y haya estado allí y ahora esté intentando volver? Y si es así ¿cómo
la podemos ayudar?
Supongo que al llegar aquí algunos
estarán pensando que todo esto son imaginaciones que no llevan a ninguna parte,
ideas imposibles, pero ¿Por qué? ¿Por qué no puede ser así?
Darse cuenta de que algo en nuestro
interior nos está diciendo que no estamos bien en ningún lugar ni en ninguna
situación demasiado tiempo y pensar que existe ese lugar o esa situación es una
forma de interpretar la vida. No se trata sólo de una forma iluminadora que nos
muestra el camino a seguir, sino también la única que es verdaderamente
alentadora. Esta forma de interpretar la vida nos muestra también que tenemos
un mundo bueno que hemos infrautilizado, y que no nos hemos enganchado
simplemente en uno malo. Nos da a entender que las cosas malas proceden del uso
equivocado del bien, y que puede ser solucionado.
Todas las demás formas de ver la vida no
plantean sino una cierta forma de rendirse frente al Destino. Al interpretar la
vida de esta forma nos encontramos con visiones más claras en muchas cosas
sobre las que las éticas progresistas no tienen nada que decir. Por ejemplo, que
la felicidad no es sólo una esperanza, sino una extraña forma de memoria; y que
todos somos reyes en el exilio.
Podemos recordar y comentar la expresión
de “lo mejor está venir” y veremos que nuestra vida no debe concentrarse en sí
misma, buscando una imaginaria perfección pues está destinada a ir más allá y,
los católicos sabemos que ese más allá está después de la muerte, porque la
muerte es un paso. Nuestro lugar estable, nuestro punto de llegada no está
aquí.
La vida es una iniciación para una
realización definitiva. Y lo mejor está por llegar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario