domingo, 29 de octubre de 2023

¡¡¡Buen y feliz domingo!!!

 “Hay algunas cuestiones en las que la posición más fanática es la más razonable. Contra el canibalismo o contra dar palizas a las esposas, por ejemplo”. (G. K. Chesterton) 

¡¡¡Buenos días!!!

Hay temas en los que me resulta muy difícil tener una opinión clara y momentos en los que al mirar lo que nos está pasando en este país no llegar a la conclusión de que estoy viviendo en uno de los momentos políticos más desesperanzadores que yo recuerde. No lo digo por la incertidumbre por la formación de un Gobierno, sino por el interés que tienen nuestros políticos en colocarse en direcciones contrapuestas, que está haciendo imposible cualquier tipo de entendimiento.

Vemos como normal que ya sea el partido o los partidos que consiguen más votos gobiernen, imponiendo su mayaría, sin contar para nada con la mal llamada oposición, también vemos como normal que quien no gobierne se limite a ponerse en contra de todo lo que propone quien está gobernando.

Pero amigos míos, esto no es la política. Lo que nos está pasando en estos meses nada tiene que ver con ese ideal de lo que es y significa hacer política, al menos como la entiendo yo.

Hay que ver la política ya sea desde una perspectiva subjetiva donde debería ser como una gran vocación de servicio a los demás, que no implica solo a los políticos “profesionales” sino a todos nosotros cuando de alguna manera hacemos política. O ya sea desde una perspectiva externa, como una herramienta para alcanzar el bien común que no se quede solo en los parlamentos o en el gobierno, sino en toda el área pública. Y, solo con mirar un poco la realidad de nuestro país me parece a mí que no es así en ninguno caso.

Me parece que nos hemos olvidado de algo muy importante; y es que nadie, nunca, debe pensar que posee toda la verdad. Recordad que la verdad se busca, nunca se posee, la realidad, que lo queramos o no responde a bases objetivas, siempre tendrá matices de percepción y, para poder equilibrarlos todos es necesario dialogar, escuchar y encontrarse con el otro, no solo coincidir físicamente en una misma habitación, sino de estar abierto al entendimiento, a la posibilidad de coincidir sobre la visión de un asusto. Así ha de ser también la política.

Estamos cada día más aceptando que las acciones políticas son relativas, ya sea en las normas o en los debates. Y, es que, si no hay unos criterios objetivos sobre los cuales distinguir una cosa de otra con seriedad, no hay debate posible ni encuentro que llegue a buen puerto. Si como vemos ahora, todo depende de lo que proclame el líder, al que se le debe de obedecer ciegamente, y de los argumentos que escribe el gabinete de prensa del partido, los cuales hay que repetir como unos loros, no hay predisposición para el diálogo. Y es que, si el interlocutor con el que nos tenemos que sentar lo considero como un rival, como un enemigo a batir, no existe ninguna posibilidad de acuerdo.  

Todo esto no lleva a que tengamos dos enormes problemas: por una parte, la imposibilidad de realizar las mejores medidas posibles, que son fruto del diálogo y del discernimiento, para alcanzar el bien común en cada caso; de otro, que esa polarización es cada vez más grande, conscientemente buscada por los políticos para llevarla al resto de la sociedad.

Y esto es la pescadilla que se muerde la cola, la polarización de los políticos nos lleva a la polarización de la sociedad, lo que se refleja en nuestro día a día, en nuestro ambiente cotidiano y social.

Hay, entonces, si queremos solucionar esta situación empezar por no dejarnos influir por esa división que nos imponen. Dialoguemos nosotros, entendámonos, impliquémonos en la vida pública, exijamos a nuestros representantes que estén a la altura que se necesita en estos días, y es que otra clase de política se puede hacer. 

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