sábado, 28 de octubre de 2023

¡¡¡Buenos días!!! ¡Feliz sábado!

 “Es puro sentimentalismo presentar un mundo lleno de felices matrimonios. Pero es mucho más tonto y sentimental presentar un mundo lleno de felices divorcios”. (G. K. Chesterton) 

    ¡¡¡Buenos días!!!


El insomnio nos puede llevar a conclusiones curiosas y que a la vez tienen muchas probabilidades de ser ciertas, pues las hemos repasado durante horas. Esta noche he llegado a la conclusión de que nunca voy a llegar a entender del todo a las personas. Es posible por eso que ahí se encuentre una parte importante de la magia de las relaciones humanas.

Y es que por muy transparente que sea, siempre albergaré una buena dosis de misterio que guardo celosamente para mí y que no comparto. Por eso mismo, en muchas ocasiones los demás pueden resultar inalcanzables porque a todos guardamos algo en nuestro interior.

¿En cuántas ocasiones nos hemos preguntado el “por qué” de decisiones o reacciones de personas que no entendemos? Nos las encontramos en cualquier ambiente y lugar, en nuestros amigos, con nuestra pareja, con nuestros vecinos… En cualquier relación que tengamos con personas. No entendemos el porqué de cosas que ocurren. No entendemos como se ha llegado a la situación en que nos encontramos. Y esa falta de conocimiento del porqué de muchas circunstancias se convierte durante alguna noche en un verdadero quebradero de cabeza.

No siempre vamos a tener una explicación para todo lo que nos pase en la vida. En especial en lo que respecta a las relaciones entre personas, las personas somos muy complejas, y tenemos muchos motivos, muchas historias personales y muchas palabras que no hemos dicho o que no hemos sabido decir… por eso no nos debería de extrañar que en ocasiones no podamos comprender algunas acciones, algunos silencios, o algunas decisiones. Pero que no las comprenda no debe significar que no tengan un sentido. Solo significa que no tengo todos los datos, y es que la otra persona tiene derecho a ser otra persona.

Ese afán por querer entender me lleva en alguna ocasión a meterme en auténticos laberintos de los que no encuentro la manera de salir. Y es que tengo que aceptar que hay decisiones que no son mías. O reacciones que pertenecen que quien reacciona ya se equivoque o acierte, tiene ese derecho. Yo solo puedo aceptarlas y respetarlas y, además la otra persona puede no querer darme explicaciones.  

Intentar entenderlo todo, controlarlo todo, explicarlo todo, llega a convertirse en un laberinto sin salida cuando no está en mi mano y la otra persona no quiere. Así de fácil y de complicado a la vez. Por lo que a veces tengo que admitir que solo me queda seguir adelante. Solo me queda aceptarlo, y tal vez mejor olvidarlo. Solo me queda salir de ese laberinto saltando los setos sin llegar a ninguna conclusión y procurar no volver a es jardín. 

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